domingo, 16 de mayo de 2010

Macrigate: la decepción, según Joaquín



Contrastado con el optimismo forzado (y hasta desafiante) de la dirigencia PRO, la editorial publicada hoy en La Nación por Joaquín Morales Solá ofrece una lectura sumamente descarnada de la complicada situación de Mauricio Macri, luego de su procesamiento.
Dejemos de lado la previsible contribución de Solá a la estrategia de victimización adoptada por el jefe de Gobierno. Tributa allí cuando subraya la conexión Néstor Kirchner, Aníbal Fernández, Policía Federal, Norberto Oyarbide como eslabones de una cadena de complicidades orientada a sacar de la carrera electoral a Macri, señalado como el "competidor más peligroso para el futuro del poder nacional".
Más interesante resulta su señalamiento de la responsabilidad que le cabe al propio jefe de Gobierno en la génesis del escándalo. Y más interesante aún, su preocupación acerca del impacto del culebrón "PRO te escucha". Dice Joaquín: "Es difícil que la opinión pública entienda, fácilmente al menos, que James oía conversaciones en nombre del padre de Macri y en el gobierno de Macri, y que no había relación entre una cosa y la otra. Y, encima, que Mauricio Macri no conocía ni lo uno ni lo otro. Franco Macri, el padre, se hizo cargo públicamente del convenio con la empresa que lo contrató a James. Pero, ¿quién se hace cargo del nombramiento de James en el gobierno de Mauricio Macri?"
Joaquín está visiblemente preocupado porque aquí comienza el juego del Gran Bonete donde todos los niños del círculo usan -en este caso- remera amarilla. "El Fino" Palacios dice que lo recomendó. Pero, ¿quién lo nombró? ¿Narodowski cargará con la culpa? "No, señor", dice Mariano al que le soltaron la mano. Montenegro fue sobreseído. ¿Entonces?
En el risible descargo que "El Niño" Mauricio le presentó a Oyarbide puede leerse esta "justificación": "Cada Ministerio contrata el personal que considera necesario y conveniente para el desarrollo de sus actividades sin intervención del Jefe de Gobierno. Ocasionalmente, el Jefe de Gobierno puede recomendarle a los Ministros a alguna persona para ocupar algún cargo, pero son los Ministros quienes deciden en forma autónoma la incorporación o no de esa persona, como también su remoción". ¡Epa! Esto explicaría que James estuviera nombrado en Educación, sin cumplir función alguna, como efecto de alguna "recomendación".
La conclusión de Joaquín es lapidaria: "Desde ayer, el peor problema de Macri no está en la política, sino en la Justicia. Quizá no influya mucho en la opinión pública la decisión de un juez desprestigiado e impopular (que no quiso averiguar, por ejemplo, qué hizo James en sus años en la Policía Federal), pero otra cosa sucedería si la Cámara confirmara su procesamiento. El arrebato de aquella designación de Palacios, y la presencia de un gobierno nacional adversario y dispuesto a jugar siempre a todo o nada, lo ha colocado a Macri muy temprano a un paso de la ruina o de la gloria".
Se entiende la preocupación del encumbrado periodista de derechas. Lo suyo es construir opinión pública, en disputa con un gobierno nacional que no cede esa tarea a la corporación mediática. Y, en consecuencia, se apresura a decir que un fallo adverso de la Cámara sería el golpe final a las aspiraciones presidenciales de Macri. E insiste en subrayar la culpa de Mauricio por aquel arrebato, al designar a Palacios.
Es obvio que Joaquín, tan orgánico siempre, no puede disimular su decepción. La que sintetiza en el remate que es, también, el título de su nota: "Demasiado pronto, entre la ruina y la gloria". ¿Será acaso que la vida política de Mauricio Macri se extinguió tan rápido como la luz de una bengala? ¿Tan mal lo ve Joaquín a su pollo, tan cerca de la ruina (la condena) como lejos de la gloria (presidencial)? Obviamente, desde su atril, Joaquín esperaba otra cosa. Celebremos!

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