lunes, 6 de agosto de 2012

Cristina y los vaivenes de la batalla informativa, encuestológica y cultural.

Desde el pasado junio, los periodistas opositores, los que firman sesudas notas en la prensa hegemónica, adoptaron como insumo y referencia ineludible de sus análisis de coyuntura un dato supuestamente “duro” o irrefutable: la vertiginosa caída en la imagen positiva (la popularidad o aprobación) de la presidenta Cristina Kirchner. Y aunque por lo general el torrente de artículos que menta esa “caída” como piedra basal de sus opiniones no reenvía a ninguna investigación precisa, revisando páginas se comprueba que las consultoras que proveyeron tal insumo fueron Management & Fit y Poliarquía, muy activas siempre en la confrontación con el gobierno nacional.
Ayer, en las páginas de “Perfil“, pudo leerse un interesante artículo de Manuel Mora y Araujo acerca los posibles “fuertes conflictos entre expectativas y hechos” que afectan ciertas predicciones, que deberían inducir a la cautela (si fueran intelectualmente honestos) a los periodistas opositores.
Respecto de ese divorcio epistemológico, Mora y Araujo señala: “Así, en las últimas semanas pudieron leerse varias columnas de opinión en los medios de prensa haciendo referencia a lo mal que le está yendo a la Presidenta en la opinión pública argentina según encuestas que no se publican ni se mencionan con suficiente especificación. Parece que se ha establecido como premisa que la Presidenta tiene que estar mal en la opinión pública y desde ahí se busca afanosamente información consistente con la premisa.
Es decir, la prensa opositora necesita exponer la declinación del apoyo popular a Cristina e insiste en recoger exclusivamente los datos útiles a ese propósito que, en abierta complicidad, algunas consultoras ofrecen. Remata Mora y Araujo: “Basándome en encuestas que conozco y cuyos reportes puedo ver con mis ojos –que son las que realiza Ipsos en la Argentina– concluyo que la imagen de la Presidenta ha sufrido poca mella en los últimos meses y se mantiene en altos niveles de aprobación.”
Desde la otra trinchera, la que acompaña (no sin señalamientos críticos) la gestión kirchnerista, fue Artemio López, director de la consultora Equis, quien primero refutó con datos propios el supuesto “derrumbe” de Cristina, en un informe publicado el pasado 31 de julio. Allí, Equis consignaba una imagen positiva del 60,8% en la evaluación de la gestión del gobierno nacional. Y, en cuanto a Cristina, un 64,7% de imagen positiva. E incluso exploraba un hipotético escenario electoral actual, adjudicando a Cristina un 58,1% de intención de voto, a 45,7 puntos porcentuales del segundo candidato. Estudio que por cierto no alteró los supuestos difundidos en cadena nacional por la prensa opositora.
Ayer,  “Página/12” publicó los resultados de una encuesta realizada por la consultora Ipsos-Mora y Araujo (obviamente vinculada al sociólogo ya citado), hoy a cargo del licenciado Luis Costa, que también contradice las premisas de la prensa dominante. Según esta investigación, “la presidenta Cristina Fernández de Kirchner mantiene una alta aprobación: seis de cada diez ciudadanos aprueba mucho o algo su gestión, frente al 39 por ciento que la desaprueba algo o mucho.”
Y, según expresa el periodista Raúl Kollmann, sintetizando los resultados: “A la aprobación presidencial se suma la intención de voto. La Presidenta aventaja muy ampliamente a cualquiera de sus competidores si las elecciones se repitieran hoy. Es más, si se realiza el cálculo real que se hace en las elecciones, es decir que se excluyen los indecisos, los votos en blanco o los que no van a ir a votar, el escenario se parece al de octubre, con más del 50 por ciento para la Presidenta.”
Y algo más, que comenta los resultados de la “batalla cultural” emprendida por el kirchnerismo, según Costa. “Hay apoyos a las características individuales de CFK o existe un fenómeno más estructural de que ella encarna una postura de intervención del Estado en la economía. Creo que existe mucho de esto último. (…) Eso se ve claramente en la encuesta. Un 90 por ciento está de acuerdo en que el Estado intervenga y la mitad en que intervenga mucho. El plan de construcción de viviendas va en el mismo sentido: el Estado interviniendo y ayudando a la gente”.
¿Esta opinión pública favorable a la intervención del Estado es el resultado de una suerte de inevitable “aprendizaje colectivo a partir de las tragedias vividas”, como señala en algún tramo de la entrevista Luis Costa?  Tal vez haya que considerar el papel de la política en ese cambio cultural, en tanto fruto de la paulatina aceptación de una orientación estatal en abierta confrontación con las recetas del neoliberalismo, ensayada por los sucesivos gobiernos K desde 2003, y que ofreció resultados superadores para el “bienestar general” y especialmente para los más débiles. Hechos concretos, no sólo relato.