miércoles, 31 de octubre de 2012

Barrionuevo ahora admira a Lanata y prometió acompañar la marcha cacerola. ¿Entonces, estamos entre fulleros?

A la hora de garantizar convocatoria para la próxima marcha cacerola, ¿todo suma? Así parece, al menos para el diario “La Nación”, tan jugado a la promoción de este acto opositor. Los editores del diario no le hacen asco a nada a esta altura, y publicitan la adhesión al cacerolazo del 8N de Luis Barrionuevo, un sindicalista que recoge nulo apoyo entre sus lectores, a punto tal que si se leen sus comentarios en la versión digital al pie de esta “noticia” no parecen bien dispuestos a “comerse el sapo”.
La nota de color es que Barrionuevo ha cambiado de opinión acerca de Jorge Lanata, el “frontman” de Clarín, quien años atrás lo hostilizara por la inconsistencia de sus declaraciones de ingresos. “Me encanta el programa de Lanata, nunca me lo pierdo. Siempre lo respeté porque es un tipo inteligente”, declaró Luis Barrionuevo en Radio Mitre.
El periodista “clarinista” Ernesto Tenembaun le preguntó: “¿En los 90 también te gustaba?”. Y el sindicalista gastronómico recordó: “Tuve choques bastante fuertes con Lanata. Muchas veces, cuando hay acusaciones, hay que buscar las fuentes donde está la verdad, para que no se tergiversen las cosas”. Y completó: “Creo que las cosas hay que verificarlas. Yo sigo vivito y coleando, gracias a Dios, de la misma manera de siempre”. 
Lo paradójico es que “La Nación” incluye un video de la requisitoria de Lanata a Barrionuevo, en mayo de 2002, que los deja muy mal parados a los dos, exhibiéndose mutuamente papeles acusatorios, declaraciones juradas, fallos de la justicia. Y un remate antológico.
Barrionuevo: ¿Entonces, estamos entre fulleros?
Lanata: Por eso nos tuteamos, boludo, si no te trato de Usted.

sábado, 27 de octubre de 2012

Un abrazo para Néstor

Sucede a veces, muy pocas, que se llora la muerte de un dirigente político. Sucedió cuando Evita “pasó a la inmortalidad”. Sucedió, también, cuando murió Perón y asistimos a sus funerales tan tensos y conflictivos. Pero mucho más cerca habrá que recordar el impacto que produjo en nuestra sociedad la muerte de Néstor Kirchner.
Fue un hombre excepcional, un dirigente que logró arrancar a un país de su postración, que intervino decisivamente a favor de los más débiles, que recuperó nuestra memoria social y nos puso de pie. Néstor inauguró una nueva etapa política en nuestro país, una etapa de libertad, de lucha, de discusión, de albores. Néstor fue el artífice de esta suerte de “revolución” populista que colocó al neoliberalismo en jaque, que contradijo tantas décadas (desde el 76, por caso, hasta el 2003) de entrega, de sumisión, de violencia antipopular, de desánimo y tristeza.
Néstor se fue, pero nos queda Cristina, su compañera. Abrazar a Néstor es acompañarla a Ella. Los enemigos siguen siendo los mismos.

jueves, 25 de octubre de 2012

¡Bochorno! El diputado radical Oscar Aguad escapa de una cámara de “6-7-8” y niega su firma en un documento público. ¿Apoyar a Cristina es un pecado?

Ayer, en “6-7-8”, se exhibió la impotencia de Oscar Aguad, diputado nacional por el radicalismo, que además es miembro del Consejo de la Magistratura, a la hora de explicar sus actitudes contradictorias, sus intentos de borrar con el codo lo que escribió con la mano.
La referencia es el ya muy conocido concurso 258, en miras a cubrir las cinco vacantes existentes en los juzgados de primera instancia del fuero Civil y Comercial Federal, uno de los cuales posee el expediente con el amparo presentado por el “Grupo Clarín” contra la cláusula de desinversión de la Ley de Servicios Audiovisuales de Comunicación.
El periodista de “6-7-8” logró interferir la caminata de Aguad y formularle algunas preguntas.

“6-7-8”: En este concurso 258, usted era el encargado de estudiar el curriculum, la trayectoria…
Aguad: Sí.
“6-7-8”: ¿Qué ocurrió con la doctora (Lorena) Gagliardi? Porque usted firmó documentos avalando su trayectoria y después sostuvo que esa terna estaba viciada, que respondían al oficialismo.
Recordatorio de los dichos de Aguad, en TN:
“Nosotros creemos que ese concurso está sospechado de todas maneras”.
Recordatorio de Víctor Hugo Morales, en Continental:
“En este concurso 258 hay que decir que se anotaron 24 personas. Se deben analizar los antecedentes de los postulantes, el currículum. Dicha tarea la realiza un miembro de la Comisión de Selección, que para esta oportunidad fue el Consejero Aguad, que dirá: 'Sobre la postulante Gagliardi, resulta relevante su formación, vocación y visión para el desempeño de los cargos concursados y su exposición concreta respecto de todos los temas vinculados al fuero sobre los que fue interrogada (…) Su vinculación con la ética y su valor como política de Estado, en consonancia con los principios que sostiene la Corte Suprema de Justicia de la Nación (…) Por lo dicho, postulamos su reposicionamiento al sexto lugar del orden de mérito.' Porque estaba séptima, y la pasaron al sexto lugar.”
Y sigue la entrevista bochornosa.
Aguad: Yo lo invito a que lea el acta.
“6-7-8”: La tengo acá, diputado…
Aguad: Esa no es el acta…
“6-7-8”: Pero esto lleva su firma.
El diputado se coloca los anteojos, simula leer y dice:
Aguad: Esa no es el acta, el acta es otra, ¡esa es un acta falsa! Yo me enteré que era kirchnerista después del hecho de la selección. Antes no me había enterado.
“6-7-8”: Antes había avalado…
Aguad: Yo no avalé. A ella no avalé. Después me enteré que además de ella hay otros kirchneristas en esa lista.
“6-7-8”: La pusieron en un sexto lugar…
Aguad: ¡La puso (Hernán) Ordiales! Pero yo la puse en el número 16.

Resulta claro que al diputado Aguad la posible adhesión al kirchnerismo de un candidato a ocupar una magistratura en un juzgado federal le resulta un demérito. O sea: él puede tirar por la borda su evaluación positiva hacia una concursante sólo porque tuvo noticias de que la misma tenía una posición política que él no comparte. Más allá de esto -tan irrisorio, insostenible y antidemocrático- Aguad ingresa en el ridículo cuando, ante la exhibición del documento con su firma, elige escapar argumentando que ese acta es falsa. No falta mucho para que los “operadores” tengan que dar explicaciones acerca de sus actos tendientes a entorpecer la designación de jueces de la Constitución en los juzgados donde litiga el “Grupo Clarín” contra la plena aplicación de la Ley de Medios.

martes, 23 de octubre de 2012

Moyano, Macri, Venegas: los límites de la “fotopolítica”.

Foto: DyN
La política de las fotos se vuelve un recurso repetido hasta el exceso por los opositores al kirchnerismo, porque cuando no encuentran nada nuevo que proponer o hacer, y no saben qué decir, se resignan a “la foto por la foto”. El disidente del kirchnerismo (y hoy muy confrontativo con el Gobierno nacional) Hugo Moyano ha logrado ya una larga secuencia de imágenes.
Posó junto a Daniel Scioli, Hermes Binner, Fernando "Pino" Solanas, Ricardo Alfonsín, Ernesto Sanz, Gerardo Morales, Pablo Micheli, Adolfo Rodríguez Saá, Francisco De Narváez, José Manuel De la Sota y Jesús Cariglino, entre otros. Y, ayer, junto al intendente porteño, Mauricio Macri.
Moyano intenta, claro, proyectarse en los medios de comunicación opositores (especialmente, los que controla el Grupo Clarín, que antes lo denigraban por “kirchnerista” y “violento” y “corrupto”), como un dirigente “moderado” y “dialoguista” ante la opinión pública atenta a las expresiones políticas de la derecha. Un “baño de blancura”, o algo así.
Una construcción de imagen en marcha. Así, leímos en “La Nación”: “El líder de la facción opositora de la CGT, Hugo Moyano, encabezó un acto por el Día de la Lealtad peronista en la puerta de la central obrera en el cual criticó sin miramientos a la administración de Cristina Fernández. "Hacen todo lo contrario a lo que hacían Perón y Eva Perón. ¿Cómo podemos creer que este gobierno tiene algo que ver con el peronismo?", dijo.”
Y ya está, porque Moyano es ahora, para “La Nación” (y el pensamiento dominante), el supuesto representante y vocero del peronismo por excelencia y -en tanto anti K-, el "auténtico", útil a sus fines. Un peronista Tío Tom, que reivindica a Rucci, y se pasea por los escenarios de TN despotricando contra el mismo Gobierno que apoyaba, enfáticamente, un año atrás. Porque Cristina “era” peronista entonces y ahora, súbitamente, no lo es más.
Es significativo que quienes deciden romper con el kirchnerismo después de haberlo apoyado (y de haber aportado a su construcción política) no logren encontrar una lengua propia, más respetuosa de su propia historia, y terminen balbuceando ese discurso (todavía mal aprendido) que les dicta “Clarín”.
Y esto es lo que le sucedió a Hugo Moyano, cuando fue entrevistado en “A dos voces”:
Marcelo Bonelli: Usted creó la frase “Clarín miente”…
Hugo Moyano: Si… Porque “Clarín” mentía, en ese momento. Seguramente me van a decir: “¿No ve?, lo compró Magnetto” ¿Por qué no le dice a los muchachos del monopolio, oligopolio de “6,7,8” que inviten a uno de los que no están a favor del gobierno? ¿De qué monopolio me hablan?
En fin, ¡chiste! Ante su impotencia discursiva y organizativa, a Moyano sólo le queda el recurso de la “fotopolítica”. La “foto por la foto” que “vende” cierta actitud opositora, útil al marketing político de los medios, pero muy débil a la hora de construir una opción política creíble.
En defensa de su padre, el diputado nacional por el Frente para la Victoria Facundo Moyano pidió no hacer lecturas políticas del encuentro opositor. "Una foto no es una alianza política. ¿Qué tiene de malo que el jefe de Gobierno porteño se junte con el secretario general de la CGT?", se preguntó el hijo del líder camionero a través de una serie de tuits en su cuenta en la red social Twitter.
En verdad, “lo que tiene de malo” (además del obvio cambio de bando de Hugo Moyano, esa traición) es el desgaste expresivo de este juego de la “fotopolítica”, el derrumbe de estas estrategias de la imagen que no se corresponden con ningún contenido, que se revelan como pura escenificación, pura manipulación mediàtica a favor de una oposición que no encuentra el rumbo, siempre desconectada de la realidad que “no sale” en la foto.

martes, 16 de octubre de 2012

El amor es más fuerte, y “pesifica” el ahorro: ¡Los billetes de Evita cotizan al doble porque todos los quieren guardar y poner en un cuadrito!

Leemos en el “inobjetable” Clarín: “La edición especial de billetes de 100 pesos con el rostro de Eva Perón que cuesta ver en la calle, en el intercambio cotidiano en negocios y supermercados, ya se coló en los sitios de ventas por Internet. Ya son siete los vendedores de Mercado Libre que ofertan el billete entre los $150 y $210 cada uno.” ¡Upa! ¡Qué giles los compradores de este “equivalente general”, según Marx, que lo pagan más caro por amor!
Y añaden “estremecedores” testimonios para el “gorilaje“ que no tocaría estos billetes ni con un palo: “Uno de los vendedores aclara: "Estos billetes no son fáciles de conseguir y cada día serán mas difíciles, dado que la mayoría de los que han recibido uno se lo guardarán. Mirá, te cuento que recibí $ 2.000 de estos billetes, directamente del banco, al llegar al trabajo vinieron cinco de mis compañeros a cambiarme uno para guardar. Otra historia, tuve que comprar comida en una rotisería y no me quedó otra que cambiar uno de esos... la dueña dijo, el primero que veo, este va para el cuadrito... Y esto es hoy, dentro de unos meses este billete no baja de $250". ¿Inflación?
Y sí. Tanto jodieron con que el billete no era aceptado por los cajeros automáticos, porque era más chico, o pesaba menos, y al fin circula con fluidez e irá desplazando paulatinamente (no mientas más "Clarín", no es una edición especial) al otro billete que homenajeaba al genocida Julio Argentino Roca. Una suerte de justicia histórica, o simbólica, o dineraria, o política. ¿Se conoce algún caso de personas que hayan hecho un cuadrito con el billete de Roca?
Los billetes “Evita” constituyen otra provocación lúcida de Cristina, tan empeñada en cambiar el curso de las cosas en nuestro país. Los argentinos los atesoran hoy, cuando son una novedad, por lo que valen (que es mucho), pero también por lo que significan. Siempre hubo estampitas de Evita en los hogares peronistas. Ahora, es para todos y todas, de curso legal.

lunes, 15 de octubre de 2012

¿A quién le importa las cacerolas?

Los días que faltan hasta el “7D” están teñidos de amenaza, de sospecha. ¿Qué sucederá en estos dos meses? ¿Qué efectos procura alcanzar el Grupo Clarín en el campo de la sociedad (la opinión pública) o de las instituciones para lograr impedir la plena aplicación de la Ley de Medios?
Un primer campo de batalla tiene anclaje en la construcción mediática del “humor social”, supuestamente tan variable, tan volátil. Esa entelequia que sólo miden las encuestas express, y es tan útil para quien las produce y las difunde. El Grupo Clarín, por ejemplo, pretende que los resultados de los estudios de opinión pública de “Management & Fit” (su consultora favorita, siempre tan funcional a sus intereses) pueden abolir cualquier resultado electoral, incluso el más contundente y reciente, como el expresado en las elecciones del pasado octubre. (Ese 54%, a favor de Cristina, les duele mucho).
Están también los supuestos “datos” de la realidad, convergentes con las expectativas del Grupo Clarín, tendientes a descalificar al Gobierno que impulsa el “7D”, según las sintetizó Julio Blanck: “Porque pasaron cosas en las últimas semanas. Avalancha de zapping el día que la Presidenta se metió con la cadena nacional en el horario central de la televisión. Cacerolazo feroz en los grandes centros urbanos a favor del ascendente malhumor social. Desafortunada excursión presidencial a Harvard. Claudicación frente a Irán por el caso AMIA. Larga protesta en Prefectura y Gendarmería por un recorte salarial. Confusa desaparición transitoria de un testigo en el caso del crimen de Mariano Ferreyra. Masivo acto del sindicalismo opositor en Plaza de Mayo.” Y no encontró nada más.
O sea: Blanck reproduce una ristra de títulos “clarinistas” que han sido oportunamente refutados. Una enorme cantidad de argentinos sigue con interés los discursos de Cristina y no hace zapping; la “ferocidad” de los cacerolas es cierta a la vez que irrisoria su representatividad (están solos); la Presidenta ridiculizó a los “preguntadores” en Harvard; Irán se comprometió a contribuir a esclarecer el atentado; la protesta de Prefectura y Gendarmería terminó y se reconstruyó la línea de mandos; el testigo apareció y confirmó su disposición a declarar en el juicio; el acto del sindicalismo opositor fue una lágrima.
Cebitas, petardos, ruidos, que sólo adquieren “volumen” y “relevancia” porque “la prensa dominante” los fogonea hasta el hartazgo. Y, es seguro, hasta el “7D” habremos de soportar una ofensiva comunicacional cada vez más violenta e irracional, pero sin reflejo eficaz en la opinión pública nacional ni en las representaciones políticas en el Congreso. ¿A quién le importa la marcha de los cacerolas cuando vuelvan a salir a la calle a exhibir su capacidad de convocatoria?
Seguramente, al Grupo Clarín, siempre dispuesto a “construir como acontecimiento” una manifestación marcadamente segmentada, tanto política como socialmente, minoritaria y encapsulada en un cuestionamiento general a la legitimidad del gobierno encabezado por Cristina Fernández. Seguramente le importa, también, a los políticos opositores, tan necesitados de algún éxito, de algún sucedáneo de aval popular, tal como le sucede a Patricia Bullrich, Eduardo Amadeo, Federico Pinedo y los demás que volvieron “cariacontecidos” de su excursión a Venezuela. ¡Y a Lanata, claro! Que allí podrá darse un baño de multitud perfumada. Pero, ¿a nosotros, qué? ¿Y para qué tanta “prensa propia” dedicada a convertir a la convocatoria cacerola en una amenaza, difundiendo sus consignas, sus estrategias en materia de vestimenta, sus puntos de encuentro, y demás? ¿Para qué? La respuesta ya la dio Cristina, la indomable, que no se asusta por boludeces: “No se enojen con nosotros porque no decimos lo que ustedes quieren escuchar. Busquen dirigentes que sepan expresar sus reclamos”.
La verdadera pelea política no pasa por ahí. Según puede verse, la estrategia del Grupo Clarín, más allá de los cacerolas, apunta a la potencia de sus aliados en el Poder Judicial, porque ahí sí tienen iniciativa, capacidad de veto y poder. Es allí donde van a librar la batalla final en torno al “7D”. El kirchnerismo no logra hasta el día de hoy destrabar el concurso 258 que permitiría designar jueces de la Constitución para ocupar los juzgados vacantes, particularmente el que puede decidir sobre el reclamo de Clarín acerca de la presunta “inconstitucionalidad” de la Ley de Medios. Y este es el punto: Clarín no logra “pudrir” la calle, no puede precipitar un cambio de Gobierno. No. Pero sí puede lograr otra “cautelar”, dictada por un juez “subrogante”, que postergue -con la anuencia de la Corte Suprema, que debiera “hacer la plancha”*- la “desinversión” tan temida. Y ese sería su mejor golpe. No la marcha cacerola.

*Tal vez, la convocatoria formulada por el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, quien citó, para hoy mismo, a los tres jueces que forman parte del Consejo de la Magistratura (Alejandro Sánchez Freytes, Mario Fera y al obvio operador clarinista Ricardo Recondo), a quienes recibirá junto a la número dos del máximo tribunal, la jueza Elena Highton de Nolasco, destraben esta ofensa a la ley.

jueves, 11 de octubre de 2012

¡Escándalo!: Cristina elogió a Chávez y se niega a convocar a elecciones todos los meses

Hay una conclusión evidente, respecto de la operación mediática tendiente a involucrar a la presidenta argentina Cristina Fernández en el resultado de las elecciones del domingo pasado en Venezuela. Visto en perspectiva, dada la enorme victoria de Hugo Chávez, fue un grosero error comunicacional y político de la derecha, que suele arrojarse de bruces hacia el ridículo sin que nadie la empuje.
Por caso, las declaraciones de Jorge Lanata, antes del voto: “La elección venezolana va a tener un correlato muy fuerte en la Argentina. Pesando en los sueños de Cristina eterna, lo que hoy pase con Chávez puede llegar a avalar ese proyecto como también puede dejarlo por el piso. Se vota en Venezuela, pero se envía un mensaje hacia la Argentina.
O también los dichos de Joaquín Morales Solá, después del voto: “Chávez es, a todo esto, uno de los políticos más impopulares en la sociedad argentina, según varias mediciones. En la precipitación de hacerse con una victoria que no es propia, el kirchnerismo corre el riesgo de alejarse aún más de vastos sectores sociales que venían manifestándose muy críticos de la Presidenta.”
O sea, según ambos publicistas hay muy fluidos vasos comunicantes entre la opinión pública argentina y la venezolana, que (supuestamente) se reflejan en sus preferencias electorales. Según Lanata: “Nosotros le pedimos a Management & Fit que nos midiera qué pensaban los argentinos de esta elección, y el 70% de los encuestados respondió que hay una relación directa entre esta elección y lo que pase en la Argentina. Un negocio "chino" para Cristina: si perdía Chávez, ella era socia de la derrota; si ganaba Chávez, ella era cómplice de un "presidente desprestigiado".
Lo cierto es que Hugo Chávez ganó con el 54% de los votos, a diez puntos porcentuales de su opositor, Henrique Capriles. Y la oposición mediática y política no acierta a la hora de presentar este resultado como una “derrota” de Cristina, a quien (además, y para colmo) el presidente venezolano le dedicó la victoria.
El intento, fallido, es otro. Socavar la legitimidad democrática de la presidenta argentina, sometiéndola a una exposición caprichosa. Tal como dijo Cristina ayer: “Resulta que la oposición o ciertos sectores de la oposición plantearon casi como que había elecciones, no solamente en Venezuela, sino también en la República Argentina. Parece como que tuviéramos que tener elecciones todos los meses, o sea, desde octubre a acá deberíamos ir a elección todos los meses.
Y, no. La oposición ansiosa, que teme el resultado electoral de 2015, ¡deberá consolarse con encuestas de Management & Fit!

miércoles, 10 de octubre de 2012

Ley de Medios: renunció el juez Raúl Tettamanti que debía intervenir en el caso Clarín. Magnetto retrocede un casillero

La renuncia del jubilado juez federal Raúl Tettamanti al cargo que recientemente había conseguido en el juzgado federal en lo Civil y Comercial N° 1 para dictar sentencias, juzgado donde (¡precisamente!) se tramita una denuncia del Grupo Clarín (por supuesta inconstitucionalidad) contra el artículo 161 de desinversión de la Ley de Medios, desencadenó una airada reacción del grupo comunicacional dominante (y sus afines).
Se trataría, según la prensa opositora, del drama moral que afronta una de las tantas “almas bellas” que integran la familia judicial ante la “fuerte presión del oficialismo”, así dicho, escuetamente, en “La Nación”, sin precisar “actores”. O más directamente de la “presión de los medios oficialistas”, en la versión ofrecida por “Clarín”, que paradójicamente siempre ningunea a los medios oficialistas que “nadie escucha, ni lee, ni ve”, pero que lograron doblegar la “vocación de servicio” de este juez jubilado.
Enorme victoria de “Página/12”, “Tiempo Argentino”, los medios estatales, los blogs K, y especialmente de “6,7,8” que tuvo en el piso la noche del pasado domingo al Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Julio Alak, quien denunció: Tettamanti puede tomar el cuerpo del reclamo presentado por Clarín, que lo hizo demasiado largo para trabar la causa, y puede dictar una nueva cautelar que dure otros tres años al declarar la inconstitucionalidad del artículo 161. Y agregó: “Quiero alertar a la opinión pública y a los trabajadores de prensa, que estamos cerca de que se consume la inconstitucionalidad del artículo 161 de la Ley de Medios con un juez jubilado, designado en la dictadura por Rafael Videla y que además tiene un pedido de juicio político por manejos irregulares en una causa con Telecom.
Pero, además, según explicó la prensa “no tan opositora” al abordar el caso: El nombramiento de Tettamanti debía superar un examen de idoneidad, que se anunciaba complicado. Es que la secretaría N° 1 de ese tribunal está bajo la custodia de su nuera Ana Laura Bruno, y el reglamento de designaciones impide taxativamente ser secretario judicial en un juzgado a quien tenga hasta el cuarto grado de consanguinidad con el juez a cargo. Y esa misma normativa establece que el funcionario que debe desistir es el último nombrado.” O sea, el límite a la aspiración de Tettamanti lo trazó también una imposibilidad reglamentaria, más allá de los cuestionamientos del kirchnerismo a su designación “entre gallos y medias noches”.
El senador nacional Marcelo Fuentes (FPV) dijo: Es evidente que las denuncias de la maniobra que había hecho Clarín al querer designar un juez subrogante calaron muy hondo. El legislador sostuvo que “el juez natural para ocupar ese juzgado debe ser el juez de la Constitución Nacional y no un juez subrogante, jubilado y designado entre cuatro paredes y en una elección entre sólo dos magistrados”. Y, sí, el Grupo Clarín retrocede un casillero en su estrategia judicial para enfrentar el “7D”. Nos toca a todos estar muy atentos para detectar a tiempo las próximas jugadas, en los tribunales o en las calles, de las huestes de Magnetto.

martes, 9 de octubre de 2012

El publicista Lanata nuevamente en problemas en la tierra de Chávez. ¡Otro papelón en conflicto con los aduaneros!

Es obvio, que al publicista Jorge Lanata no le resultó bien su excursión a Venezuela para apoyar a Henrique Capriles, en su intento de vencer al presidente Hugo Chávez. No, a punto tal, que terminó abruptamente la emisión de su programa “Periodismo para Todos”, por Canal 13, quince minutos antes de lo previsto. Lanata no pudo ofrecernos un cierre, tan locuaz, tan canchero, tan irónico, como suele ser, porque la enorme derrota política de la derecha en tierras bolivarianas lo dejó sin palabras.
El último recurso de Lanata (y del Grupo Clarín) es la promoción de escándalos. Y así sucede cuando en las versiones digitales de los medios dominantes se difunde la “noticia” acerca de los problemas, de las supuestas restricciones que afectan a Lanata a la hora de viajar hacia nuestro país.
Se trata de un contrapunto de voces. Según Clarín y La Nación, dijo Lanata: “Fue insólito. Nos acusaron de que que (SIC) estábamos haciendo espionaje. Nos interrogaron un largo (SIC), más que nada a mí y a Nicolás Wiñazki (NdR: periodista de Clarín). Revisaron exhaustivamente los equipajes y retuvieron nuestros pasaportes. Ahora nos liberaron y vamos a poder abordar el avión pero nos borraron todo lo que teníamos en las computadoras y los teléfonos”.
Sin embargo, frente a este relato, hay otra versión. La enviada especial del programa “6,7,8” para cubrir las elecciones, Cynthia García, entrevistó en vivo al embajador argentino en Venezuela, Carlos Alberto Cheppi, quien se refirió a esta cuestión en litigio informativo.
Cheppi, al explicar lo sucedido, afirmó: “Lanata pasó los controles exhibiendo provocativamente una carpeta de los servicios de inteligencia venezolanos. Eso motivó el alerta de los controles”. Y agregó: “Es como si alguien quiere entrar a Estados Unidos con una carpeta que diga “CIA”. Y aseguró que se trató de “un procedimiento de rutina”, y que el periodista “estuvo una hora y cuarto demorado” pero que “nunca estuvo detenido”. Asimismo, subrayó que las autoridades venezolanas afirmaron que “no se le borró el material a nadie”, en respuesta a las declaraciones de Lanata que denunciaba haber perdido toda su información. Y algo más, el embajdor argentino Cheppi declaró que recibió una llamada de Jorge Lanata, quien le pidió “ayuda” para minimizar los efectos previsibles de su provocación.
En fin, Lanata y la “armada brancaleone” de opositores argentinos que viajaron a Venezuela volvieron con la cabeza gacha, muy derrotados. Y este chiste, esta boludez que formula el publicista, victimizándose, es apenas una cañita voladora, un intento torpe para justificar el fracaso de la enorme, desmesurada, incomprensible inversión (económica, comunicacional, y simbólica) que hace el Grupo Clarín para sostener a un figurón que no tiene aguante cuando la realidad le pega una bofetada. Porque ante un resultado electoral adverso se escapa. Los aduaneros venezolanos tienen razón: Lanata no quiso declarar algo que “tenía muy adentro”, no precisamente en sus valijas.

lunes, 8 de octubre de 2012

Lanata se quedó sin editorial. Ganó Chávez: ¡El odio se derrota en las urnas!

Mientras festejamos la victoria de Hugo Chávez, tan difícil, tan luchada, tan enorme, y tan legítima, resulta imprescindible tener presente a los hijos de puta que (mal) conviven con nosotros. Esto dijo el sábado, en “Clarín”, el “dirigente sin dirigidos” Rodolfo Terragno: “El riesgo es que, gane quien gane, Venezuela se hunda por un tiempo en crisis superiores a la presente. Si gana Chávez, es difícil que pueda terminar su mandato. El cáncer es una bomba de tiempo que está haciendo tic tac. Y así sigue. Es el odio, nomás, el que tan bien conocemos en estas pampas, en este país al sur de todo. Y, sí: es “Viva el cáncer”, la consigna gorila que saludó la enfermedad de Evita.
Para reírnos queda el ridículo de los políticos argentinos, esa “armada brancaleone” que viajó a Venezuela para acompañar a Capriles. Y los esfuerzos de Lanata, previos a la elección, apostando al “miedo”: “La introducción del voto electrónico, en el que el votante debe dejar su huella digital, multiplicó las sospechas sobre el uso cruzado de los datos por parte del Estado: la gente teme que las huellas se crucen con el voto y queden expuestos a la venganza estatal contra los rebeldes. El temor es infundado, pero algo similar ocurrió con el plebiscito de la oposición en 2004: una extensa lista de quienes votaron en forma nominal contra el chavismo fueron, luego, expulsados de la administración pública. Miembros del Consejo Nacional Electoral aseguraron a Clarín que hoy esa hipótesis es imposible, ya que el software utilizado impide el cruce de datos personales.” ¿Y, ENTONCES, de qué hablabas?
Pero, lo más elocuente fue la “editorial” de Lanata, en su programa “Periodismo para Todos” sobre el resultado de la elección. La funcionaria electoral dio cuenta de las cifras: “…A saber, el candidato Hugo Rafael Chávez Frías, con el 54.42% de los votos (7.444.082 votos). El candidato Henrique Capriles, con el 44.97 % de los votos (6.151.544)…” Entonces, Lanata dice: “Bien, terminó la incógnita, escuchabas recién al Consejo Nacional Electoral (…) Vamos a un corte”. ¿Y qué pasó después del corte? ¿Qué dijo Lanata? ¿Qué explicación política dio a este resultado? Exhibió a un imitador de Chávez, que le reclamó haberse olvidado de las cacerolas. Y ahí apareció el cetáceo opositor mostrando el cielo con fuegos artificiales. Y dijo: “Finalmente se logró un resultado. Hay esta noche en Venezuela un 55 por ciento -casi- del país que está festejando y un 45 por ciento que debe estar lamentándolo. La pregunta mañana es cómo unir el 55 con el 45, porque Venezuela es un ciento por ciento. El desafío está dado y esperemos que se produzca en paz y en democracia. Gracias.” Y se fue, dejando a sus espectadores “en ascuas”.
Lo más lúcido fueron los tuits de Cristina:
“Hugo, siempre cuentas las palabras del Bolívar solitario del exilio, cuando decía: “siento que he arado en el mar”
“Hugo, hoy quiero decirte que has arado en la tierra, la has sembrado, la has regado y hoy has levantado la cosecha”
Tu victoria también es la nuestra. La de América del Sur y el Caribe. Fuerza Hugo! Fuerza Venezuela! Fuerza Mercosur y Unasur!”.
Y ahí vamos.

viernes, 5 de octubre de 2012

Apareció con vida Alfonso Severo. Pero el “plan caos” contra Cristina sigue en curso

Después de haber temido lo peor, resulta una muy buena noticia la “aparición con vida” de Alfonso Severo, testigo en el juicio por el crimen de Mariano Ferreyra. Apareció golpeado, esposado con precintos, y en un estado de fuerte de conmoción. Estuvo secuestrado un día entero, con el evidente propósito de impedir que se presentara a declarar el día de ayer en tribunales, y de asustarlo. ¿Hace falta decir que no se trató de un delito común sino de una maniobra política?
Los secuestradores, además de impedirle declarar, provocaron un efecto más amplio: meternos miedo. No en vano, la desaparición hasta el presente, sin explicación, de Jorge Julio López, testigo en una causa donde se investigaban crímenes de lesa humanidad, apareció como referencia ineludible. ¿Otra vez?, nos preguntamos. Por suerte, esta vez, NO.
El ministro de Justicia, Julio Alak explicó que el programa de protección a testigos sólo se aplica cuando la justicia lo decide o el propio interesado lo reclama. Pero, habida cuenta de los bueyes con los que aramos, y que la casa de este testigo había sido baleada con armas de calibre 40, ¿no debiera instrumentarse una estrategia de protección más amplia y flexible, de custodia o cercanía, con aquellos valientes que se atreven a declarar contra los represores?
Este secuestro de un testigo adverso a las mafias ocurre en el mismo momento en que dos fuerzas de seguridad interior (Prefectura y Gendarmería) sostienen  un desafío dirigido hacia el gobierno constitucional. La ruptura de la “cadena de mandos”, la sublevación argumentada en principio como respuesta ante una mala aplicación de un reordenamiento salarial, error reparado por el Gobierno nacional, se prolonga hasta el día de hoy, sin solución a la vista.
Establecer una conexión entre ambos sucesos (un secuestro, una rebelión) puede ser producto de una lectura paranoica. O puede resultar del reconocimiento de un clima político y de una acción concertada de la oposición, de algún plan que intenta socavar la legitimidad del gobierno constitucional. Más fácil: el intento de instalar en la sociedad la convicción de que enfrentamos el caos, de que Cristina carece de “autoridad“ para garantizar el orden.
Tal como lo explicó Edgardo Mocca, ayer, en “6,7,8”: “Hay una estrategia clara de la derecha, articulada por los medios de comunicación, que pasa por la “calle”. El problema es calentar la calle, dar todos los días la sensación de que hay un estado de desasosiego, de incertidumbre, y sobre todo, de falta de autoridad. Uno, a esta altura, aprendió a leer los dos principales diarios -Clarín y La Nación- buscando las pistas por dónde pasa el eje conceptual de lo que quieren meter en la opinión pública. Y lo que quieren meter es que la Presidenta no tiene autoridad, y que comente errores. Es el “plan caos“, que estaba pensado con las maniobras respecto del dólar, frenado por el cepo cambiario, un plan orientado a forzar una devaluación y producir un caos económico estratégico. Hoy, es la calle. Y la expectativa de la violencia. Hoy no encontramos a un testigo del caso Mariano Ferreyra. Todos sabemos qué significa la violencia, la sangre, cómo se ha usado en el siglo XX argentino este tipo de situaciones para desestabilizar.”
Por suerte, el testigo Alfonso Severo sigue con vida. Por suerte, y no por efecto de la acción virtuosa de las fuerzas de seguridad. Los captores decidieron no escalar más aún su acción represiva. Y punto. Pero lo cierto es que “el plan caos” sigue en curso.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Sobre “6,7,8” y los supuestos “debates” que debilitan a los expositores K en beneficio de las “buenas maneras” que protegen a los opositores caceroleros

El programa “híper” oficialista, “6,7,8” decidió desde el mes de agosto pasado presentar “debates” o algo así. Edgardo Mocca y Roberto Gargarella fueron los primeros “actores” de esta puesta en escena. Luego, Roberto Feletti y Rogelio Frigerio. Después, Horacio González y José Pablo Feinmann. Y, ayer, Eduardo Jozami y Sergio Bergman.
Aclaremos: los debates transmitidos por televisión tienen reglas propias (distintas de las que rigen la discusión por escrito, de una revista literaria a otra, para dar un ejemplo viejo, en los cuales los argumentos tienen que estar fundados). El público de la “tele” no espera (no tolera) conversaciones apacibles, en las cuales se busca el acuerdo y la mutua comprensión en la diversidad. No. Se trata de exhibir una discusión, en el curso de la cual los “polemistas” (personas en posición de combate argumentativo) intentan vencer al otro. Y está bien. Al fin, ese “debate” remite a una discusión política, que nos involucra a todos. Algunos ganan, otros pierden.
La pregunta es: ¿para qué tenemos que asistir a estos simulacros? (Dejemos fuera el coloquio González vs. Feinmann, ambos votantes K). Una explicación posible: la producción de “6,7,8” procura desmentir la acusación de la “opo” que lo señala como un programa oficialista, que sólo trasmite el discurso del kirchnerismo, y le exige incorporar otras visiones en ese programa de la televisión pública que “pagamos todos” ¿Los “debates” amplían el público y se incorporan nuevos televidentes, que piensan distinto? Seguramente, NO.
Gvirtz y compañía se equivocan. Porque los opositores invitados (Gargarella, Frigerio, Bergman) se comportan en su vida política como “agitadores” que ponen en cuestión la legitimidad democrática del gobierno de Cristina, después del abrumador triunfo de octubre, y cuestionan sus supuestos “excesos“. Pero, cuando se presentan en ese “territorio” (“hostil”) se abuenan, y son “dialoguistas”. O sea, “ositos cariñosos” de la derecha que reciben su baño de pluralismo porque (tal como la Sarlo, ¡y lo que ha comido después de esa presencia ahí!) estuvieron en el piso de “6,7,8”.
Y, de otra parte, ¡cómo les pesa a los “nuestros” defender la posición sin ofender a ese “OTRO” que juega de visitante! Ayer, Jozami, que tiene títulos políticos, intelectuales y morales muy superiores a su “polemista” invitado (pero amordazado por esa estrategia de las “buenas maneras”) tuvo que esperar hasta final para, ya indignado, decir lo que pensaba de Bergman y Macri, apurado por el cierre, después de que el rabino que marchó con los cacerolos, jugando de local en cancha ajena, ya había formulado sus 6,7,8 reclamos al Gobierno, según dijo. Y, todo esto, ¿para qué? Cuestiones a resolver de la comunicación oficial.