lunes, 25 de noviembre de 2013

Cristina con peluche, flores y el perrito Simón en helicóptero. O los "mejores" deseos de fin de año enunciados por los opinólogos opositores: Fidanza, Fontevecchia y Sarlo.

Los políticos y periodistas opositores compitieron durante los 47 días de ausencia por “licencia médica” de la Presidenta en un torneo de humor despectivo a la hora de formular sus “mejores” deseos para la vuelta de Cristina: “una planta”, “disminuida”, “limitada”, “semi Presidenta”, entre otras delicadas agresiones. El juguete rabioso era la expectativa de una vacancia en la conducción del Estado y, ya excitados en la ilusión golpista y para ganar tiempo, apuntaron preventivamente contra toda la línea sucesoria, intentando desacreditarla, mientras tejían hipótesis disparatadas acerca de un diagnóstico médico negativo, fabulaban una intimidad a la que no tenían acceso y especulaban sobre la (in) capacidad de Cristina para volver a gobernar. Hasta que el lunes pasado, la Presidenta volvió -lúcida y radiante- a la vida pública protagonizando un video filmado por su hija Florencia que a los comentaristas opositores, como era previsible, les cayó mal.
El sábado, desde “La Nación”, Eduardo Fidanza no podía disimular su enojo ante la eficacia del recurso comunicacional:
“El primer paso del menú elegido para retornar fue un video doméstico. Puede considerárselo una pieza maestra de la privatización de la política. El episodio de una saga sentimental que pone por delante las emociones, los enseres de uso cotidiano y el hogar, dejando en segundo plano las cuestiones públicas, vinculadas a la administración del Estado.
La frase "A mí me pasó de todo", aludiendo a su enfermedad, a la muerte de su marido, a las alternativas de su profesión, buscó y logró la identificación masiva. El público no advertido, que seguía la escena, sintió: esto también me ocurrió a mí, o a mi vecino, o a algún amigo. Ella es como nosotros, es una más de la familia. De soslayo, los regalos recibidos -un perro, un ramo de rosas, un pingüinito de peluche- aparecieron como significantes políticos, pero más propios de un ama de casa que de una presidenta. Contó que el perro, al que bautizó Simón, por Bolívar, se lo trajo un hermano de Hugo Chávez, que bien podría ser un pariente, un tío o un primo, que vive en otro país. Agregó que las rosas se las regaló Hebe de Bonafini, que, si no fuera quien es, podría pasar por una vecina que se acercó a saludarla.”
Y, sí, en esa lógica de sustituciones ridículas, el comentarista Fidanza podría ser un vecino en camiseta y ojotas, sumamente opositor y gorila, que se enoja en la vereda de mi casa y no me deja dormir la siesta porque se indigna ante la evidencia de que Cristina sigue viva y lo dice a los gritos. Pero no, porque el tal Fidanza escribe en un diario y finge que reflexiona, aunque no logra hacer una distinción obvia en beneficio de su público lector. Cristina es titular de un cargo estatal -Presidenta de los argentinos- así como también es una persona que tiene derecho a su privacidad. Y es cierto que ella afrontó una historia subjetiva dolorosa en los últimos años -“la enfermedad, la muerte de su marido”, según dice Fidanza-, hechos que adquirieron un carácter público y que la afectaron como a cualquier otro ser humano, ocasionándole un daño irreparable en más de un modo. ¿Supone Fidanza que la historia de esos dolores puede ser leída como un simulacro orientado a lograr una “identificación masiva”? O sea: ¿Néstor no murió y a Cristina nunca la sometieron a una operación? ¿Otra mentira del relato K? El público “no advertido” al que ironiza -a decir verdad, la clientela favorita de “La Nación” hoy día-, ¿debe hacer un curso de manejo correcto de las emociones / identificaciones con el gurú Fidanza?
El sábado, también, desde “Perfil”, Jorge Fontevecchia, tan atento siempre a su negocio familiar -esto es: la insistente manipulación de las representaciones de la vida colectiva (a punto tal que supone que los perros kirchneristas “hacen mohines”)-, escribió quejoso:
No se trata sólo de un simulacro de espontaneidad: en el video de YouTube también se trató de transmitir un mensaje apolítico por lo intimista y hasta trivial: un cuerpo sincero donde “les habla Cristina, no la Presidenta”. Pero estaba cargado de simbologías muy fácilmente decodificables. Al principio, marcó que “esperaban que hablara por cadena nacional pero preferí esto”, un video para redes sociales. Tanto es la elección del medio el mensaje, que el propio Marshall McLuhan se ironizaba a sí mismo repitiendo “el medio es el masaje”. No es lo mismo YouTube que la cadena nacional, no es lo mismo un living que un escritorio o un atril. Cualquiera de las últimas opciones la hubiera obligado a hablar de las elecciones perdidas o de los cambios de gabinete. Cada tipo de medio establece un contrato de lectura diferente con su audiencia. YouTube le permitía algo más íntimo e informal, y fue una astuta forma de salirse de la coyuntura poselectoral”.
Otra vez: Cristina volvió a ocupar el centro de la escena política y comunicacional y la derecha se queja ante la evidencia de su vitalidad. Ella se sitúa en el formato que prefiere para cumplir con cada acto de comunicación, yendo del balcón al living o al revés, y los sorprende porque es más astuta y ellos esperaban otra cosa, una suerte de pedido de disculpas en cadena nacional, ¿o una rendición desde el atril? Cristina logró viralizar en las redes su mensaje y el “mejor golpe” de Fontevecchia fue “intervenir” la imagen del hocico del cachorro Simón para volverlo “agresivo”. ¿Será un síntoma más del “fin del periodismo o de la decadencia intelectual del director de “Perfil”?
Pero, como ya es un clásico, quien formuló la lectura más despectiva del video de Cristina fue Beatriz Sarlo desde el canal TN del Grupo Clarín. Entrevistada en “Código Político”, la ensayista dijo:
“El video conecta con el cine argentino de la década del 40. Uno puede pensarlo en blanco y negro ese video y es efectivamente una señora de su casa que le cuenta a los nietos -antes lo hubiera contado por carta, ahora con una home movie- que le va muy bien, que recibió muchos regalos, que está completamente repuesta y que no se tienen que preocupar más, que agradece las oraciones y que tiene un perrito adorable. Lo cual es fantástico, yo estaba por mandarle mi gata de regalo. Ella está conectando con el piso de las culturas populares medias de la Argentina. Con el piso. Un político podría conectar con el techo de esas culturas. Un político podría armar un discurso que armara un escenario político. Ella desarmó ese escenario para armar un escenario intimo. La gente te interesa por lo íntimo. ¿Cuánto me interesa a mí personalmente? Nada.”
Y esa confesión subjetiva, ilumina. A Sarlo no le interesa Cristina “nada” porque sencilla y brutalmente quiere cambiar de escena, pasar a otra pantalla, porque también está frustrada e indignada. Obviamente, Sarlo -la supuestamente lúcida lectora de símbolos- parece no advertir que los regalos -las flores rojas enviadas por Hebe, el pingüino de peluche de un militante juvenil, el cachorro venezolano regalado por el hermano de Chávez- remiten al mundo de relaciones de una dirigente política de primer nivel y no al contexto familiar de “una señora convencional” despojada de cualquier responsabilidad institucional.
Vale subrayar que Sarlo proyecta para Cristina el peor porvenir:
No hay futuro para el proyecto si este gobierno tiene que salir con el helicóptero. No hay futuro para quien sale mal del Gobierno, con una inflación creciente, con todas las variables económicas descompensadas como parecieran estar en este momento. Si Cristina no se ocupa del presente va a tener muy poca chance de seguir ocupándose del futuro.
En definitiva: la insistencia en el ataque al video, ¿a qué obedece? Tal vez a que logró sintetizar algunos rasgos del mundo íntimo de la dirigente política exitosa que preside la República Argentina. No se trata -como pretende la oposición- de la vida de una persona del común. No. Se trata de la vida de una persona con responsabilidades especiales que, a contramano de los peores pronósticos, después de la muerte de su esposo, el presidente Néstor Kirchner, logró sostener el timón que conduce la vida de este país de cara al futuro. Y volvió, desatando la indignación opositora.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Por la lucha y la honestidad: ¡Gracias, Guillermo Moreno!

La derecha no sale de su asombro ante la renuncia de Guillermo “Patota” Moreno, el siempre “polémico” secretario de Comercio. La Gata Flora opositora no sabe bien qué decirle a su clientela: de una parte, festeja que el incorruptible funcionario abandone su puesto; de otra, arguye que esa partida fortalece al nuevo ministro de Economía, el “marxista” (más precisamente “comunista”, según Marcelo Bonelli) Axel Kicillof. Y en consecuencia no sabe muy bien qué le conviene.
Por “izquierda” (chiste) presumen que, según dijo Lucas Carrasco: “Cristina le acaba de entregar la cabeza de Polémico Moreno a Clarín y el poder económico” (aquí van las risas). NO. La presidenta Cristina relanza su gobierno de cara a la sociedad y necesita renovar su Gabinete. Los funcionarios de los gobiernos populares que confrontan con las corporaciones, especialmente aquellos que se involucran en batallas de alta repercusión pública, se desgastan, pierden credibilidad e influencia, cuando no logran domeñar a “los mercados”. Guillermo Moreno, ese tipazo, ese militante, quedó excesivamente expuesto como principal y casi único responsable del alza de precios, especialmente en los alimentos.
Es obvio que el persistente ataque de “Clarín” a Moreno no responde a la preocupación de Magnetto & Co. por la “soberanía alimentaria” de los más pobres, erosionada por la inflación. NO. Lo que les dolió fueron sus intervenciones en Papel Prensa, en las asambleas de accionistas de “Clarín” (junto con Kicillof) y su constante reivindicación de la legitimidad de la intervención estatal, de su capacidad de fiscalización y regulación.
Porque Moreno es el “enemigo perfecto” de la “opo” neoliberal. Frontal, irónico, peronista hasta la obscenidad, inteligente, culto, provocador y -al fin de cuentas- convertido en una suerte de ícono del kirchnerismo que no arruga frente a los poderosos. ¡Muchas gracias, Guillermo Moreno, y suerte!

lunes, 18 de noviembre de 2013

¡Lindas fotos: Insaurralde, Massa, Jessica y Malena! Una buena secuencia para Caras Glam. Todavía esperamos las explicaciones de Martín acerca de su chiste en el Día de la Militancia.

¿Debiera preocuparse el Frente para la Victoria por la sesión de fotos pactadas de Martín Insaurralde junto a Sergio Massa en un acto promocional de la revista Caras, auspiciado por el Municipio de Tigre? En rigor, sí. Y debiera preocuparse, muy especialmente, la conducción política del distrito, que encabeza el gobernador Daniel Scioli.
Sin embargo, a Scioli no le preocupó y dijo: "Lo tomo con naturalidad. La esencia de la política es la convivencia democrática. Uno puede hablar con todos, pero no significa que esté de acuerdo", afirmó, en diálogo con Radio Mitre. "Para una persona que tiene una visión de la política como yo, la política es diálogo sin hipocresías", agregó el gobernador bonaerense. (En realidad, Scioli tiene una larga trayectoria como promotor de la foto política).
Por su parte, el intendente de Tigre, Sergio Massa, dijo que el encuentro con su rival en los comicios del 27 de octubre pasado fue "casual". Y agregó: "Un empleado de la municipalidad nos avisó después del mediodía que Insaurralde iba a venir. Nos preguntaron si había problema y les dijimos que no", indicó Massa. Y añadió: "Hay que terminar con la Argentina dividida, del tono de guerra y del todos contra todos". Y por ahora Insaurralde no agregó texto a las fotos. Y sigue la jarana del encuentro casual en Caras Glam, porque la sesión fue obviamente planificada e iluminada convenientemente.
Lo cierto es que, como señala Néstor Sbariggi: “Más allá de expresar un malestar con el gobernador o quien fuese, Insaurralde intenta capitalizar su salto a ligas mayores al ser el candidato del peronismo kirchnerista mediante una movida que ‘lo perfila’ frente a la opinión pública, esa que al decir de Sergio Massa ‘se expresó contra la idea de la Argentina dividida, de la prepotencia como forma de hacer política’ al referirse al encuentro”.
Es así, Insaurralde vio la luz (de las cámaras) y apostó al crecimiento de su popularidad, a la mejora de sus índices de conocimiento y opinión (sobre el total de encuestados), y no a su pertenencia al proyecto político que lo impulsó. Y el FPV debiera estar atento. Los anteriores opositores “en ciernes” -los tránsfugas que en otro tiempo acompañaban el proyecto kirchnerista y luego dieron un paso no al costado sino a la vereda de enfrente- comenzaron así, con fotos o declaraciones “provocativas”.

viernes, 15 de noviembre de 2013

“Clarín” recurre a las “plumas” amigas para cubrir el bache que genera el retiro espiritual en Mar del Plata. Volvió Jorge Asís, ya perdonado, y también Luis Majul, que tiene fuentes tan serias como Tato Bores.

El Grupo “Clarín” cumplió con su retiro espiritual anual en la Ciudad de Mar del Plata en un clima especial habida cuenta del impacto que supuso para los gerentes y periodistas destacados (“las primeras espadas”, según los denominaba el Noble fundador) el fallo de la Corte Suprema, que declaró constitucional la Ley de Medios. La migración de sus “plumas” -Ricardo Kirschbaum, Julio Blanck, Eduardo Van Der Kooy y Ricardo Roa- a la Ciudad Feliz obligó a la redacción del matutino a improvisar, refritando textos de periodistas que habitualmente no firman notas en sus páginas.
La presentación de estas “colaboraciones” fue -cuando menos- curiosa: “Ante el hermetismo oficial, y con el bache (¿?) que generan los días que faltan para la vuelta de la Presidenta a la gestión, prevista para el lunes, cualquier información sobre el estado de salud de Cristina Kirchner genera atención y polémica. Ayer, por caso, puede leerse dos editoriales de los periodistas Jorge Asís y Luis Majul.” Las palabras clave aquí son “información” y “estado de salud”.
En su “particular estilo” (según “Clarín”) Asís NO brinda ninguna información y se limita a sus habituales especulaciones trilladas, adjetivando como siempre en exceso, abusando de una ironía insultante en su crónica sobre supuestas luchas palaciegas, reuniones imaginarias, y apelando a un clásico de la prensa opositora: los inminentes cambios en el elenco de Ministros, que resultan estrictamente expresiones de deseos u operaciones dado que nunca pueden citar una fuente verificable. En fin, el hombre que jugó a ser Roberto Arlt en las páginas del Gran Diario Argentino vuelve, domesticado ya, ajeno a la literatura, superada la interdicción que Magnetto le impuso, dispuesto tal vez a trabajar codo a codo con Lanata, ¿por qué no?
El aporte de Majul, tomado de las página de “La Nación”, se mantiene fiel a su ya clásica secuencia de homenajes a los guionistas de Tato Bores, en abierta competencia con Asís. El Turco apela a “La garganta” como informante. Majul dice que se encuentra “de pura casualidad, con uno de los médicos que la controlan casi todos los días” y que esta fuente le confirma que Ella (Cristina) nunca volverá a ser la misma y asegura que “los 0,50 miligramos de clonazepam diarios que venía tomando para bajar su nivel de ansiedad e intentar dormir no le alcanzaron”. (¿Y? Mi tía, de 86 años, toma el doble y está bárbara). Pero, Majul también habló con un “ex ministro” que dice que la vio llorar recordando a su esposo, que “se agarraba rabietas” con “las versiones delirantes de que había vuelto a formar pareja”. Mirá vos.
Es decir, de lo anunciado -“información sobre el estado de salud de Cristina”- nada. Lo que sí ofrece “Clarín” es -otra vez- el ataque misógino a la Presidenta, el bastardeo de la información acerca de su salud, y esa versión burlesca del periodismo que se ha convertido ya en un problema para la revista “Barcelona” -la parodia necesita de un modelo “serio”- que se descubre definitivamente desplazada. ¡Atenta, Ingrid Beck!

domingo, 10 de noviembre de 2013

Fracaso cacerolero en el 8N. El resurgir de las representaciones electorales opositoras vació la convocatoria de la antipolítica en la calle. Y también, la derrota de “Clarín” en su apuesta a una pueblada contra la Corte Suprema que avaló la Ley de Medios de la democracia.

Es muy evidente que la marcha cacerola del #8TN fue un fracaso, dada la pobre participación de la ciudadanía en las calles. La prensa opositora se retiró en puntas de pie de la escena mortuoria para no hacerse cargo de la difusión de esta triste noticia. “Clarín”, muy especialmente, decidió ni comentar este asunto de la vida pública que puso en evidencia su mala lectura de la voluntad de respuesta de la sociedad ante el fallo de la Corte Suprema sobre la Ley de Medios. “La Nación” publicó el pésame (comentando la “escasa asistencia”) con su habitual cinismo, como si las anteriores marchas de caceroleros no hubieran involucrado a muchos de sus favorecedores y lectores y no mereciera este “ausentismo en multitud” (según diría Borges) alguna clase de reflexión.
Un apunte: en las redes sociales se multiplicaron las quejas dirigidas a TN, a sus periodistas más notorios -Guillermo Lobo, quien se hizo presente en la protesta, y a la muy popular Florencia Etcheves que no fue a la marcha en tanto dijo que ya se había expresado a través del voto- señalando que el canal que había convocado a la protesta no había acompañado con sus cámaras las escuálidas concentraciones. Pero, en verdad lo que no funcionó fue la supuesta “indignación” popular ante el fallo judicial que descolocó a “Clarín”. Como tampoco funcionó la compleja red de organizaciones que hizo exitosas las anteriores convocatorias de la antipolítica, que después siempre toma partido por el status quo.
La pregunta política que debe formularse el kirchnerismo es: ¿cómo se puede leer este retroceso en la gimnasia callejera de los ciudadanos opositores? Diríamos -simplificando una hipótesis- que los resultados de las últimas elecciones del 27 de octubre colmaron las expectativas de representación de las diversas fracciones de capas medias anti K y los apartaron de la antipolítica. Más en concreto: que los buenos resultados obtenidos por el PRO (Michetti) y UNEN (Carrió) en Capital y la victoria de Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires reincorporaron (simbólicamente, porque en la práctica ya estaban “adentro”) al sistema de representación política a los “excluidos” de 2011, aquellos que se percibieron huérfanos de expresión ante la manifestación torrencial de la dominancia kirchnerista y el 54% de los votos. “Nadie nos escucha”, afirmaban compungidos un año atrás. Hoy, ninguno de los manifestantes sostiene esa queja, en tanto ahora sí se perciben representados políticamente. Un buen dato, en tanto aleja las fantasías golpistas y las expectativas acerca de un “fin de ciclo” con un final abrupto.
La cuestión es que los medios opositores no pudieron construir una marcha que pidiera “la cabeza” de Ricardo Lorenzetti, el “Judas” que avaló el “desmembramiento” (para colmo “de facto”) de “Clarín”. Y algún día, cuando estemos más tranquilos, cuando la obscenidad de la prensa amarilla argentina ceda y someta su línea editorial al respeto (no al acuerdo) de la voluntad que se expresa a través del voto popular, entonces vamos a reírnos de la secuencia de títulos “grotescos”, a medio camino entre la risa y el llanto, que acompañaron desde la tapa del “Gran Diario Argentino” estos últimos meses.
Como bien escribió Damián Selci: “La declaración de constitucionalidad de la Ley de Medios señala el máximo triunfo cultural del kirchnerismo. El Ejecutivo primero, el Legislativo después y por último el poder Judicial antepusieron el interés público al interés para-estatal del Grupo. No había pasado esto en los significativos treinta años de recuperación democrática, que se cumplieron por estos días. Por primera vez, el Estado es más que Clarín.”
Y en torno a esa idea promisoria deberíamos discutir los desafíos de la batalla comunicacional en los días por venir.

Ilustración: TWITTER de Bombita Rodríguez @bombita_RODRIG

viernes, 8 de noviembre de 2013

Alfredo Leuco, Magdalena Ruiz Guiñazú, combatientes por la fama contra la dictadura K.

Si uno revisa Google a esta hora, algo después de la medianoche, el supuesto robo a Leuco recorre 6,7,8 páginas. El título, denso: Alfredo Leuco: “Estoy rogando que sea un robo común y nada más”. Por honestidad (¿o por error?) la guía de nota de “Clarín” dice: Policiales, y no Política. Y no Kirchnerismo.
O sea: “Clarín” digital culmina este día jueves con esta noticia como cabeza en su portada. Allí el portal consigna: “El periodista se quebró al hablar del episodio de inseguridad del que fue víctima. ‘Hice mal, pero resistí porque había cosas de valor inconmensurable’, dijo.” Un apunte bobo: el tipo estaba emocionado, “se quebró”, pero es un valiente porque “resistió”. En rigor, resulta bastante inverosímil el relato para cualquier porteño que conozca la zona: no da para que te roben cuatro motochorros sobre Avenida de Mayo, te golpeen y demás. No. Pero evidentemente, esa ficción es útil a la construcción de cierto relato opositor.
Leamos:
“Tengo muchos amigos y compañeros en los medios de comunicación que se han preocupado. Me siento extraño como miles de argentinos que a diario les toca estar en este lugar, tengo que agradecer que no me clavaron un puñal o que no tuvieran un arma. Estoy rogando que sea lo que creo que fue, el robo de una mochila y nada más. Es por el bien de todos. Incluso por el bien de mis enemigos”, agregó Leuco.
¿“Enemigos”? ¿En qué batalla anda Leuco, el mismo que supo condenar mediáticamente al ex K Lucas “metralleta” Carrasco? Y, ¿entonces? ¿Cómo se vincula la noticia acerca del episodio de “robo” (un delito contra el patrimonio de Leuco) con la sospecha de que pudo tratarse de “algo más”. Según la nota de “Clarín”: “No saber si se trató de un robo común o algo más, todos me lo preguntaron. Una manera de saber si era un caso más o un castigo para mí. Eso habla del tipo de sociedad que estamos construyendo”, relató Leuco en su columna, que a diferencia de la que hace todos los días, esta vez fue grabada.”
La respuesta: el problema es la construcción paranoica que los medios opositores ofrecen día a día, al servicio de la cual se anotan Magdalena Ruiz Guiñazú (en tanto contribuyente que recibe una visita de la AFIP y se siente perseguida) o el propio Alfredo Leuco (en tanto víctima de un episodio callejero) quien presume ser alguien perseguido por razones políticas -se supone- y no una simple víctima de un robo.
Tal como señaló el ministro de la Corte Eugenio Zaffaroni, la preocupación por la inseguridad ciudadana se basa en un “discurso” generado por los grandes medios y que crea “paranoia”. “El mismo discurso lo tiene México con 70 mil muertos en tres años con decapitados, castrados, algo dramático. El mismo discurso lo tiene Centroamérica con las 'maras' (narcotraficantes en Guatemala). Pero también Brasil y el Cono Sur, donde tenemos los índices de homicidios más bajos en la región. El mismo discurso de inseguridad lo tiene Europa donde el índice es bajo también. Es decir, está generado por las redes de medios masivos de difusión”, señaló Zaffaroni.
En fin, hubiera sido interesante ver a estos combatientes por la fama (Ruiz Guiñazú y Leuco) enfrentarse, tan valientes y gallitos, a los dictadores de verdad que supimos padecer (1976-1983) en nuestro país. No estuvieron en esa pelea, pero sí han elegido prestarse a construcciones realmente muy berretas de la comunicación política opositora ante este gobierno nacional, democrático y popular. Son, sencillamente, expresiones de la prensa canalla.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Viendo 6-7-8. La pelea por la verdad. Fontevecchia mintió sobre Lorenzetti y afronta un bochorno difícil de disimular. ¡Vergüenza es la metaforización escatológica de Eliaschev y sus "ventosidades ideológicas"!

En el blog La Otra, Oscar Cuervo dio cuenta de la mentira que el periódico Perfil publicó en su tapa del domingo, afirmando que el presidente de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti había hablado con el secretario legal y técnico de la presidencia Carlos Zannini sobre la Ley de Medios. Lorenzetti exigió una rectificación y Perfil se vio obligado a difundir el video completo de la entrevista, en su versión online, quedando en evidencia la mentira. Como bien pregunta Cuervo: “¿Publicará Fontevecchia en su edición impresa del próximo domingo una autodesmentida en tapa, con un tamaño similar al que le dedicó a engañar a sus lectores el domingo pasado?”
Recordemos la versión del intercambio entre Fontevecchia y Lorenzetti publicada por Perfil:
-¿Cuándo fue la última comunicación telefónica que tuvo con Zannini?
-No me acuerdo la última vez, pero por supuesto que hablamos.
-Pero fue recientemente.
-Este tema fue (el de la Ley de Medios) el último tema grave y que realmente hablamos muchísimo. Pero hemos hablado también en el tema de las drogas, que es una de las cosas más graves que tenemos.
Cuando se conoce la versión completa de la entrevista se advierte que el texto entre paréntesis fue agregado por Fontevecchia, en tanto Lorenzetti sólo afirmó que estuvo reunido con Zannini para hablar sobre el narcotráfico y no sobre oligopolios mediáticos.
Si hay algo que debemos rescatar, entre tantas otras cosas imprescindibles de 6-7-8 (ese programa banal que sólo vemos los giles K, porque los otros, los más perspicaces, lo desprecian, dado que la saben lunga y no necesitan abrevar en esta fuente de tonterías), es su capacidad de contrainformar, de brindarnos un resumen de lo que sucede en los medios. Porque las personas que trabajan, las que van y vienen haciendo cosas, no pueden monitorear medios, ni mucho menos contradecir la sarta de mentiras que la comunicación dominante construye en el día a día. Para eso está, justamente, 6-7-8. Y allí vimos ayer estas perlitas en torno a la batalla comunicacional por la verdad.
Juan Pablo Varsky dijo en su programa por Metro (FM 95.1) que:
“Lorenzetti dijo que no habló de la Ley de Medios con Zanninni y pidió una rectificación a Perfil, que admitió el error… ¿Error? Jorgito Fontevecchia es el director de Perfil, ¿de qué error me estás hablando, papá? Los diarios están hechos por personas, que ejercen el oficio de periodistas pero son personas, y las personas se dividen entre buenas y malas, y Fontevecchia es una mala persona, por eso hace lo que hace. Por eso, en su diario hay notas inventadas, y ahora, esta práctica de poner entre paréntesis cuando el tipo no lo dijo, y tener que sacar el audio porque el Presidente de la Corte te llama: ‘Mirá, estás mintiendo, yo no dije esto’. Se entiende desde este lugar: Jorge Fontevecchia es una mala persona.”
Y, luego, Victor Hugo Morales, por Continental (AM 590), dijo:
Una mentira más. Este audio que ha sido publicado, conminados que fueron por Ricardo Lorenzetti, pone las cosas en su lugar en todo sentido. En lo que no dijo Lorenzetti, y en lo que son capaces de mentir los medios”.
Hasta Magdalena Ruiz Guiñazú, también por Continental, se dio cuenta de la grosería en la tergiversación, e interrumpió a su columnista María O´Donnel que intentaba “dibujar” una disculpa para el bochorno y la cortó diciendo: “El video es inapelable”.
Lo cierto es que la nota tergiversada de Perfil fue difundida hasta el hartazgo por la comunicación dominante, pero la retractación fue ocultada o relegada a los márgenes. O sea, como sintetizó el informe de 6-7-8: “El engaño funcionó a la perfección”.
Y ahí aparecieron los bustos parlantes de TN, Mariano Obarrio, y especialmente José Eliaschev quien, el lunes, por Radio Mitre (AM 790) después de la publicación de la desmentida, aún decía:
Ricardo Lorenzetti, un gran mentiroso. Es un cómplice explícito de esta enormidad. ¿Por qué digo que un mentiroso Lorenzetti?… porque miente, literalmente miente. En el reportaje que le hace ayer Fontevecchia confiesa sus vínculos con Zannini. Tengo malas noticias para el doctor Lorenzetti, que es un mentiroso. A mí, Radio Mitre me importa mucho. A mí, el Grupo Clarín me importa mucho. ¿Saben por qué? Porque si desaparecen los protagonistas verdaderos de esta historia, las paparruchadas sobre la libertad de prensa y los derechos humanos serán simplemente ventosidades ideológicas”.
Y al día siguiente, martes, el escatológico Eliaschev, dijo:
“Bueno, marcha atrás, rectificación, involución en pantuflas. El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, le pide a Perfil que aclare que sí, que tuvo charlas privadas con Carlos Zannini, pero que no habló de la Ley de Medios. No aclare más Lorenzetti porque oscurece. ¿Cómo sabemos que no habló de la Ley de Medios? La mentira es doble, que la sale a aclarar seguramente por imposición del Gobierno.
En fin, la distorsión informativa está expuesta. Algunos diputados liderados por Elisa Carrió amenazan con un juicio político al presidente de la Corte, teniendo como principal argumento y prueba documental la publicación dominical del diario Perfil, que ya fue desmentida, pero al parecer no (les) importa. Ante esta construcción mendaz y distorsiva de la agenda mediática, ¿se entiende la importancia de la lucha en torno de la democratización de la información?

lunes, 4 de noviembre de 2013

Crónica de un candidato asustado. Sergio Massa y sus mutaciones en torno a la Ley de Medios. Del amague de tercerismo frente al conflicto Gobierno versus Clarín al vergonzoso alineamiento con el Grupo, Adepa y SIP, firmando lo que le pongan a la mano. ¿Chapultepec? El bochorno es que ahora dice que Sabbatella es comunista.

A decir verdad, no deja de ser gracioso el intento del “massismo” de constituirse en una suerte de “tercera posición”, o algo así, como un sujeto político y comunicacional autónomo llamado a superar la inconducente disputa entre “el kirchnerismo y el partido Clarín, en su carácter de voces de un pasado que resiste al desalojo”. O sea: el “negocio del país dividido” y todo ese diagnóstico marketinero acerca de la supuesta lucidez de quienes se colocan por fuera de una pelea entre dos elites, que se retroalimentan recíprocamente en un “simulacro de combate”, y demás sarasa. Todo viejo, porque la Corte decidió a favor de la Ley de Medios, y los muñecos que apostaban a la ambigüedad quedaron fuera de juego, tal como le sucedió a Sergio Massa.
Claro que habría que tener presente que fue el propio Massa, funcionando en modo kirchnerista, el encargado de presentar el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en marzo de 2009, cuando fungía como Jefe de Gabinete de la “diktadura”. Y que, balbuceando, leyendo y tropezando (ante la carencia de teleprompter), logró dejar sentado que, en aquel momento, Massita (como le dicen los propios) pensaba que:
a) Debía agradecerles “a todos los presentes la presencia hoy aquí, en esto que pretende ser el inicio o el punto de partida de un camino “darle finalmente a la Argentina una nueva Ley de Comunicación Audiovisual o en reemplazo de la Ley de Radiodifusión.
b) Y dijo: “Con todos los sectores tenemos la vocación y la voluntad de abrir un proceso en los próximos días que en foros de debate nos permita discutir y madurar todas las opiniones para luego sí darle una forma definitiva en la discusión en el Parlamento nacional.”
c) Y continuó: “Tenemos además la posibilidad de corregir los errores de una apertura indiscriminada que se dio durante los 90 para transformarla en una apertura mucho más federalizada que aumente nuestras voces, nuestros contenidos, generando más y mejores fuentes de trabajo en una industria que a lo largo y a lo ancho del mundo se va expandiendo.
d) Y concluyó: “Los invitamos, en definitiva, a participar, a debatir, a consensuar y a disentir, a dejar de emparchar para construir, a multiplicar la voces, teniendo en cuenta que el beneficiario final del esfuerzo que hagamos entre todos va a ser el ciudadano común, de a pie, y de carne y hueso que está en su casa esperando que a este tema también, que hace 25 años que espera, le pongamos de una vez y para siempre, un marco normativo que pluralice el derecho a la información.”  (Aplausos y ovación).
En fin, ante la mirada de la presidenta Cristina Fernández y del ex presidente Néstor Kirchner, en aquel entonces el Massa funcionario K intentaba alinearse con el reclamo de una información “plural”. Y aseguraba estar a favor de la información en beneficio del ciudadano común, de a pie, y de carne y hueso, lo que dejaba claro a los ciudadanos que a la hora de verbalizar frases gastadas es un tigre que las enhebra de a tres.
La cuestión actual es que el pasado domingo 27 de octubre la lista encabezada por Massa ganó las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires -venciendo al oficialismo K- y en consecuencia se aprestó a recibir un prolongado masaje comunicacional de sus sponsors, el Grupo “Clarín” y adláteres. Y así fue su día de gloria, el lunes 28, en el transcurso del cual fue entrevistado hasta el hartazgo.
Pero -la realidad tiene estas cosas y llega a ser ingrata incluso con los ganadores, quizás para reconducirlos a la humildad-, el martes 29 la Corte Suprema falló a favor de la Ley de Medios y la victoria de “Massita” quedó eclipsada por este rayo en el cielo sereno de la democracia argentina. Y, para colmo, el bueno de Sergio no tenía nada preparado para decir. O sea que: ¡El candidato a presidente se escondió ante la primera dificultad y guardó silencio!
Recién el miércoles 30 por la noche apareció en “A dos voces”, por la señal TN del Grupo “Clarín”, y dijo: “Lo que la Corte resuelva va a estar bien, porque es el tribunal del control constitucional. Todos deben respetar la decisión de la Corte”. Según resumió “Perfil” los dichos de Massa en TN: “Pese a su respeto por el fallo, manifestó sus objeciones sobre el manejo arbitrario del Gobierno en ciertos temas "como la publicidad oficial y su no abuso, así como la igualdad en la distribución (de la pauta), para tener todos la posibilidad de pluralidad de voces". Massa afirmó que "falta profesionalizar y ordenar el funcionamiento del AFSCA", y no dudó en reclamar un "trato igualitario" de parte del Estado para todo el espectro de los medios audiovisuales.”
Obviamente, al Grupo “Clarín” estas apreciaciones le resultaron débiles y gaseosas por lo que le reclamaron “actitud” y al día siguiente lo mandaron a la sede de Adepa -la asociación que agrupa a los editores de diarios- para ¡firmar la Declaración de Chapultepec por la libertad de prensa! Allí, el jueves 31 de octubre, el diputado electo por el Frente Renovador calificó como un “avasallamiento” la notificación que realizó el titular de la Afsca, Martín Sabbatella, en la sede del Grupo Clarín. “No se puede confundir constitucionalidad con arbitrariedad”, se quejó, definitivamente corrido de la “tercera posición” y ya obviamente alineado con el multimedios, con la línea Adepa - SIP, su ruta.
Pero, como para el Grupo la entrega (tal como sucede en el amor) nunca es completa, nos enteramos a través del Blog del Ingeniero que también le han pedido a Massa que -en línea con sus fluidos contactos con la Embajada yanqui- haga gala de su macartismo y diga: “Me parece también que no hay que confundir constitucionalidad con arbitrariedad. La mirada de (Martín) Sabbatella (titular del Afsca), por su formación en el Partido Comunista, es la de creer que el Estado tiene que tener una voz única en el sistema de información hacia la gente, y eso puede llevar a la arbitrariedad. Tiene que ver con su origen, lo marca la mirada de su formación política. Me parece que los medios son en la era moderna un vehículo de comunicación con la gente y que está bueno que estén representadas todas las voces... en la medida en que no prime el pensamiento comunista de la voz única”.
En fin, un periplo interesante del “candidate” que no puede sostener una posición democrática y se termina plegando a la derecha más obvia a la hora de “ser útil”. Según “Clarín” la secuencia de bochornos quedará en suspenso porque se fue. Descansará en Punta del Este, en la casa del artista uruguayo Carlos Páez Vilaró, con sus tres celulares, que seguramente comunican con la Santísima Trinidad, o algo así.