domingo, 29 de diciembre de 2013

“Clarín”: ¡gracias por el fuego! ¡Un fuerte abrazo a Roberto Dromi, a EDESUR y EDENOR! Y pidan perdón a las viejitas que hicieron llorar en cámara.

Según “Clarín”, el Gobierno nacional está en deuda ante la histórica sucesión de días de calor y cortes en el suministro de energía eléctrica en barrios de la Capital y el Conurbano bonaerense. “Once días de calor y cortes, sin respuesta política” escribe un tal Pablo de León, y la pregunta es: ¿cuál sería esa respuesta política que reclama “Clarín”  con una vela en la mano y un balde de nafta en la otra?
“Clarín” dice que “el Gobierno no toma decisiones y toda su respuesta apunta a culpar a las empresas”. Otra vez: ¿cuáles son las decisiones que el Gobierno podría tomar ahora mismo para resolver el fallo en la distribución de electricidad en las áreas concesionadas a EDESUR y a EDENOR?
La insuficiencia de las redes de distribución no se subsana de un día para el otro con ninguna decisión política. Hoy, hoy mismo, y mañana y pasado sólo nos queda aguantar y jodernos. Porque los efectos de la falta de inversión estratégica de las empresas eléctricas no serán resueltos en cuestión de días. Ninguna decisión política nos aliviará el presente.
A esta altura de las cosas, vale pensar ¿qué está pidiendo “Clarín”? Obviamente, una muy elocuente confesión del supuesto fracaso de la política energética del Gobierno nacional. Se entiende: piden la renuncia del ministro de Planificación Julio De Vido, o del secretario de Energía Daniel Cameron, y que ese costo político lo pague la presidenta Cristina, que según dicen los opositores está en el sur de vacaciones jugando con su perrito Simón entre bolas de nieve, desnuda como en la tapa de “Noticias” mientras nosotros aquí, abandonados ante el calor y el apagón.
Pero también piden una “solución” largamente reclamada por las empresas eléctricas: el aumento de las tarifas. Según nos dicen, con tarifas más caras no habría fallos en la prestación del servicio. Sin embargo, en otras provincias donde el Estado nacional no subsidia, y las tarifas son más caras para los usuarios, también hubo cortes ante el “calorón”. ¿Entonces, “Clarín”?
Ahora mismo, no hay ninguna decisión posible, ni radical ni urgente, del Gobierno nacional que reconfigure de un tajo el sistema de distribución eléctrica en crisis. Puede ser legítimo reclamarle al Estado la recuperación bajo su órbita y tutela de estos servicios, tal como se hizo -muy exitosamente- en los casos del Correo Argentino, AySA, AFJP’s, Aerolíneas Argentinas, ferrocarriles y otros. Pero, ninguna intervención o nacionalización resolverá en los meses por venir esta exposición a la emergencia eléctrica. Estamos a merced de los vientos, y los opositores destituyentes, están soplando muy fuerte.

Crónica de otro día acalorado en la Capital, según TN. Indignaciones y porteños al palo.
Aquí, el guión de una docu-ficción bien anti K, emitida el viernes por noche por el canal Todo Nefasto (TN).

El zócalo de TN prometía periodismo de investigación: “Las historias detrás de los cortes” decía el graph, con el ulular de ambulancias como música de fondo. Y exhibieron un video hábilmente editado. Y con la voz de Julio Bazán siempre compungida, casi estrangulada por la emoción, diciendo: “Ancianos sin luz ni agua, presos del calor. La angustia y los achaques de la edad de los pisos más altos de una torre de 20 pisos, rescatados por los bomberos y auxiliados por el SAME en medio de la inquietud de sus familiares y cuidadores.”
Y aquí, el testimonio de una mujer, del barrio porteño de Boedo, mientras el zócalo dice: “Algunas personas mayores debieron ser ayudadas para bajar de su departamento”.
“No me puedo ni bajar ni subir la escalera porque tengo las dos rodillas mal. ¿Cuándo vendrá la luz, no? La verdad que no se puede estar sin luz”. Obviamente la señora atrapada en su departamento expresa su legítima queja. Pero: ¿dirigida a quién?
Sigue Bazán agitando la indignación: “La crisis energética ya plantea situaciones e imágenes propias de grandes emergencias y catástrofes. Es lo que sienten que están viviendo los afectados, librados a sus suertes. Vecinos que hasta se pelean entre ellos por culpa ajena”.
Y aquí, imágenes de personas en conflicto, una discusión incomprensible, alguien que golpea unas rejas y una mujer que le dice “éste no es el modo”. No se entiende nada. El discurso rector, el que otorga sentido es el que enuncia Bazán. “El problema de la falta de luz, en vez de disminuir, parece aumentar a cada momento”. (Alguna vez, por el bien de todos, debiera penalizarse a los terroristas verbales, de Bazán a Carrió, y los que siguen).
Una señora testimonia desde Mataderos.
“Esta mañana empezaron explosiones, humo, mucho humo. La desesperación de sacar a la gente que vive acá. Se quemó esta central. Hoy me quemaron todo: las heladeras, el freezer y el aire”.
La edición pasa a Villa del Parque:
“Venir con el auto y ver que están todas las calles iguales, que todo el mundo se está quejando. Que hay gente que la está pasando peor que yo, que estoy embarazada de 8 meses y el calor me afecta muchísimo… La verdad es que me siento desamparada, ya. Siento que estamos solos”.
Bazán: “La paciencia de la gente, puesta a prueba durante días y días, hace rato que se agotó. Crece el malhumor social, crece la intensidad de las protestas y crece lo estratégico de los escenarios de las quejas, que no sólo cortan calles sino vías de ferrocarril o autopistas”.
Y aquí el graph de TN dice, excitado al palo: “Explotó una cámara de distribución y la zona se quedó sin luz”. ¿Dónde, qué zona? No se sabe. ¿Acaso importa?
Y llegan los testimonios desde Flores, ese tan clase mediero barrio porteño, con imágenes de caceroleros. ¡Ahí van!
“Esto ya es vergonzoso. La verdad, alguien se tiene que hacer responsable. No sé, yo ya no aguanto más. Mi salud no sé hasta dónde va a dar”, dijo un señor zezeozo, convenientemente indignado para declarar ante TN.
“¿A mí quién me paga todo esto? Todo lo que yo tiré, lo días que no trabajé. ¿Quién me lo paga? ¡Nadie!”, dice una mujer.
Y sigue el fogonero Bazán: “El sufrimiento está vulnerando, no sólo el derecho a tener la luz que se paga, sino también otros derechos humanos elementales, como la libertad ambulatoria”. (?)
Y aquí viene un testimonio decisivo de un vecino de Avellaneda, en el primer cordón del conurbano bonaerense.
“Uno para vivir como un ser humano… higiene. Normal, de cualquier persona. Baño. Lo que todos necesitamos, hasta la presidenta, aunque no lo parece”. (Y aquí queríamos llegar, obvio, es “La Yegua” la culpable. Y el editor de este bofe se ganó el premio a la obviedad).
Y otra señora, también desde Avellaneda:
“Llamamos al ENRE, y nos dice que cada tres horas sigamos haciendo los reclamos. Llamamos al Ministerio (?) y no nos atiende. Estamos a la deriva”.
Y sigue Bazán, acentuando la línea editorial del Grupo Clarín, tan partidario del desguace de SEGBA y siempre tan amigo de las empresas beneficiarias de la privatización, EDENOR y EDESUR, que tanto dinero gastaron publicitando en los distintos medios del Grupo: “El Gobierno se limita a echar la culpa a las empresas, ocultando las propias”.
Aquí TN inserta un video del Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, cuando -ante la indignación general de los opositores- ¡exige que las empresas prestadoras se hagan cargo ante sus clientes de la suspensión del servicio y resolver los problemas! ¿Cómo puede ser tanta maldad?
Y sigue Bazán, sordo y encapsulado en su directiva de culpar al Gobierno nacional, con una banda de sonido y video de batido de cacerolas cortando la calle, que también significan, ¿no?: “Y la falta de mensajes de contención o esperanzadores desde las empresas o desde el poder acentúa la sensación de desamparo, de frustración, que alimentan las protestas”.
Testimonio desde Villa Crespo:
“Yo soy cardíaca, pero me bajé por mis hermanos, porque me duele ver como tiramos las cosas que nos cuesta ganar”.
Bazán: “La gente se siente defraudada por las empresas prestadoras y desamparadas por el Estado, responsable de hacer que cumplan con sus compromisos”.
Y más testimonios de Avellaneda, declarada capital bonaerense del sufrimiento ante el fallo energético, según TN. Y tenemos el testimonio de dos señoras:
“Mi hermana tiene 88 años y yo 86. Hasta ahora estuvimos bien, pero ¿quién se acuerda de nosotros? (comienza a llorar ante la cámara, obviamente conmovida). Nos tenemos que tirar un jarro de agua (gracias al portero que nos trae) en la cabeza, para bañarnos. Ni siquiera nos podemos enjabonar. Es terrible esto. ¿Qué hace la Presidenta? Que Dios me perdone, pero no se acuerda de nosotros. ¿Quién tiene la culpa?”.
Y luego, TN mostró una pantalla dividida en cuatro partes. En vivo: Villa Crespo, Caballito, Mataderos y Palermo. Y así siguieron un rato más avivando el fuego. ¡Que no decaiga!

lunes, 23 de diciembre de 2013

El periodista de “La Nación” Jorge Fernández Díaz miente cuando dice que sabe lo que piensa Máximo Kirchner. Y también miente cuando dice que sabe lo que piensa el Papa Francisco. Aquí ofrecemos respuestas a las supuestas preocupaciones de Jorge Bergoglio.

Jorge Fernández Díaz, el editorialista del diario “La Nación”, avanza en la construcción de un género que simplifica enormemente el trabajo de los periodistas. Ya no hace falta tomar contacto con el personaje público -Máximo Kirchner, en este caso- o con algún testigo verificable para hablar sobre la vida del personaje (Máximo), comentar sus actividades, dar cuenta de sus conversaciones, sus directivas a subordinados, estados emocionales, el modo en que apela a su madre -dice que le dice “la Jefa”- y demás. No, el periodismo moderno del diario “La Nación” prescinde de estas cuestiones “viejas”.
Encima, Fernández Díaz no se priva de nada y hasta le inventa al hijo mayor de la presidenta Cristina una “conversación” con un dirigente que “comparece en el palacio”. (¡Stop! Es el lenguaje de Jorge Asís). Digamos, el novelista tan ligado a su madre (libro asequible en mesas de saldo, no incorporado a la propagación de la literatura Proust), decide ficcionalizar los dichos de una persona que, obviamente, no le atiende el teléfono. Y lo hace “hablar”, y le atribuye un discurso degradado y delirante que la oposición necesita para exhibirse como portadora de alguna “verdad” y de cierto predominio intelectual sobre los K.
Alguna vez, hace ya mucho, los lectores del periodismo argentino podían distinguir sin demasiada dificultad los textos que eran ofrecidos como “información” de aquellos otros que, muy a las claras, se vendían al público como una “opinión”, cuya autoría era siempre firmada. Por supuesto, se trataba de una convención ilusoria: todos los textos -unos y otros- eran sometidos a la política editorial del diario que los publicaba.
Pero, el “contrato de lectura” solía trazar una diferencia marcada con los textos de ficción: si el periodista necesitaba construir una “voz” inventada para soportar su relato siempre lo refería a un testigo/fuente/garganta que desde el anonimato afirmaba saber algo útil. Es decir, alguien cuya identidad era ocultada se convertía en un soporte decisivo para una investigación. Todo esto, el respeto al lector, fue abolido.
Y el operador de la derecha Fernández Díaz, asegura que también sabe lo que le sucede a Jorge Bergoglio y lo que, el ahora Papa Francisco, piensa: “Pero hay tres cosas que no le convienen: que la Presidenta abandone antes de tiempo, que el país entre en una debacle económica y que el narcotráfico se apodere de la Argentina a ojos del mundo. Su Santidad quiere entrañablemente a su terruño, pero no se trata sólo de amor. En el Vaticano al que se duerme, lo velan.”
Si al Papa le preocupa que la Presidenta cumpla su mandato, debiera solicitarle a los medios hegemónicos (bloque del cual forma parte “La Nación”, en una posición subordinada respecto de “Clarín”) que no promuevan ninguna actividad comunicacional, política o económica destituyente.
Si al Papa le preocupa que el país entre en posible debacle económica, sería útil que el diario “La Nación” diera el ejemplo y promueva la disciplina fiscal, el pago de impuestos y resignara los beneficios que le otorga una medida cautelar interpuesta ante la Justicia hace 10 años y cancelara su deuda de 330 millones de pesos con la AFIP.
Si al Papa le preocupa que el narcotráfico se apodere de la Argentina seguramente estará conforme con la designación del sacerdote salesiano Juan Carlos Molina al frente de la Sedronar, encargada de la programación y lucha contra el narcotráfico, funcionario al que “La Nación” ironiza, en tanto lo presenta como “permeable” a la política uruguaya sobre el consumo de marihuana, supuestamente “cómplice” con el narcotráfico.
En fin, Fernández Díaz, el autor de ficciones edípicas en torno a su madre, asequibles en mesas de saldo, presume de algún saber acerca de personas que lo ignoran o desprecian y nos regala un diagnóstico fantasioso y tendencioso acerca del presente y el porvenir de los argentinos. Y así funciona, hoy día, tal como ayer, el periodismo de “La Nación”.

viernes, 20 de diciembre de 2013

La "operación Milani". ¿Hipocresías? Ayer y hoy, el "periodismo independiente" según "Clarín". Y también Verbitsky y el cuestionamiento a la designación del nuevo jefe de Ejército. Y un recordatorio de la viuda de Noble en 1979, del bracete con Videla.

Ayer, cuando se cumplieron 12 años del 19 de diciembre de 2001, la señal TN "homenajeó" a su modo el nuevo aniversario de aquella crisis, marcada a fuego en la memoria colectiva por los saqueos, la declaración del estado de sitio, las muertes y las marchas de protesta. Sin mencionar aquel antecedente histórico, el Grupo Clarín procuró resucitar en este presente tan distinto aquel clima de desasosiego, angustia y violencia: la palabra "caos" subrayó desde el zócalo de la pantalla distintas secuencias: atascos de tránsito, protestas por la falta de electricidad, resabios de las rebeliones policiales de la semana pasada, conteo de víctimas fatales, falsos saqueos, indignación por retrasos de vuelos en Aeroparque, quejas por el alza de precios y -en presunta defensa de las víctimas del terrorismo estatal- ¡cuestionamientos a la designación de César Milani como jefe del Ejército!
Un aparte. Fue muy clara la posición del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), expresada por Horacio Verbitsky, al señalar que el planteo negativo del prestigioso organismo que preside surgió de las respuestas que recibieron por parte de Milani a un cuestionario que le enviaron cuando éste pidió formular un descargo. "Milani incurrió en una posición negacionista (del genocidio) directamente", explicó Verbitsky en diálogo con la periodista Ingrid Beck, y dijo que las respuestas del oficial dejaron "fríos" a los miembros del CELS. "Dijo que nunca supo que haya habido desaparecidos, que se enteró después de la dictadura", añadió.
Verbitsky aclaró que el cuestionario del CELS no versaba sobre las cuestiones judiciales, sino sobre la visión que Milani tenía de los años del terrorismo de Estado. Y en ese sentido rechazó la defensa que han hecho legisladores oficialistas apelando al concepto de "presunción de inocencia", ya que la impugnación del Centro apuntó a otra cuestión, a discutir la "idoneidad para el cargo" para el cual fue designado, de la que desconfían. Cuestionamientos que ante la falta de respuestas superadoras desde el oficialismo, consideramos legítimos y serios, y obviamente compartimos.
Dicho esto, y para no cambiar de guía en esta selva de símbolos, sigamos con Verbitsky: "El Grupo Clarín sigue manejando la comunicación en los mismos términos que venimos viendo hace años, editando una realidad propia, con una actitud desestabilizadora del Gobierno, con poca preocupación por la información, y editorializando en los términos de una facción política y no de un medio informativo".  Así se expresó Verbitsky el pasado lunes, entrevistado por Gustavo Sylvestre, y en esas pocas líneas fijó el núcleo de una cuestión que los periodistas que se reclaman "independientes" no quieren ni escuchar.
Atacar al Gobierno democrático para desestabilizarlo, combinando una proporción variable de mentiras, inexactitudes e insultos a la Presidenta y a sus funcionarios, NO es informar, NO es practicar el periodismo "independiente". Es otra actividad rentada, más emparentada con la propaganda sediciosa y la guerra psicológica que suele preceder a los intentos de golpe en los países latinoamericanos que no se allanan a las directivas aún vigentes del Consenso de Washington, los tratados de libre comercio y demás cuestiones que impulsa la Embajada a la que concurría (¿concurre?) Sergio Massa.
Y, además, ¿cuáles son los antecedentes en el campo de la lucha por la vigencia de los Derechos Humanos en nuestro país que habilitan a los periodistas del Grupo Clarín & Co. (y a los dirigentes opositores que le hacen coro) a "correr por izquierda" al Gobierno que acabó con la impunidad de los represores? ¿Qué historia de compromiso avala a Nelson Castro para afirmar: "El gobierno que bajó el cuadro de Videla, puso el de Milani. Eso marca claramente el doble discurso que está en la génesis del kirchnerismo. Servirse de los derechos humanos para generar rédito político. Las organizaciones que son afines al Gobierno reciben todo; las otras, nada. Los militares que son afines, pueden haber violado los derechos humanos; los otros no. Esto es parte del retroceso de la década ganada del kirchnerismo". La respuesta es simple: el brulote provocador, la brutal tergiversación de Nelson Castro sólo se sostiene en la posición dominante desde la cual enuncia. Y, también, en el supuesto de que los periodistas de "Clarín" NO toman partido y que practican un "periodismo independiente" por encima de las disputas.
Sobre los usos y abusos de este calificativo en la historia del imperio comunicacional fundado por Roberto Noble, puede leerse en el ineludible ensayo de Martín Sivak ("Clarín -el gran diario argentino- una historia") el señalamiento del momento preciso, si se quiere inaugural, de la apelación al adjetivo “independiente” en el discurso auto referencial del "gran diario argentino".
Según narra Sivak, en 1979 Clarín "sumó a la Junta Militar en el evento celebratorio del primer aniversario de la obtención de la Copa del Mundo. Podían exhibir logros deportivos". El estadio de River se colmó de público para asistir, con la presencia del dictador Jorge Rafael Videla, a un partido de fútbol, en el curso del cual el combinado "Resto del mundo" derrotó a la selección argentina 2 a 1. "En el evento reapareció la Directora (Laura Herrera de Noble). Llevaba varios años sin firmar editoriales. Su presencia en las páginas del diario se había limitado a la inauguración de Papel Prensa". La Directora de Clarín y Videla entregaron la copa al capitán ganador, el holandés Rud Krol. Y así aparecieron juntos en la tapa del 26 de junio, bajo el título: "Clamoroso festejo a 1 año del Mundial".
Y señala Sivak:
"Un día después, la señora de Noble firmó su editorial 'Compromiso con el país'. 'El periodismo independiente, ese elemento esencial para la salud de una nación, debe opinar todos los días sin interrupciones, como el fluir de un río. A veces, como ahora, por la trascendencia de los temas debe hacerlo con un énfasis especial que corresponde a los rápidos y a las caídas del agua'.
Hasta entonces, periodismo independiente no formaba parte de los recursos retóricos de las páginas editoriales. 'Independiente', el nuevo adjetivo, pretendía establecer una distancia con el Poder Ejecutivo después de la tapa con Videla y, esencialmente, Papel Prensa
".
Como se entiende, tanto en aquel entonces como ahora, el discurso de la (supuesta) independencia del periodismo que practica "Clarín" tiene un bajo fondo, algún compromiso no sincerado con ciertas relaciones de poder, con ciertas complicidades constituidas hace ya mucho. El debate en torno a Milani es apenas una excusa hipócrita, otra impostura para seguir atacando al gobierno nacional y popular que -vale recordar- puso en debate la apropiación de Papel Prensa.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Tirando muertos: Bonelli, Alfano, Pagni & Co. acusan al gobierno nacional por los resultados violentos de la rebelión de las policías provinciales.

La oposición política y mediática no ha vacilado en utilizar como una herramienta de erosión de la legitimidad del gobierno nacional la rebelión de policías provinciales, los consiguientes saqueos y la violencia conexa, que provocaron hasta el momento diez muertos. De un modo evidente, esta estrategia manipulatoria quedó expuesta en la última emisión de “A dos voces”, en la noche del miércoles, por TN. “¿Por qué se llegó a esto?”, preguntaba el zócalo en la pantalla, al pie de una sucesión de imágenes de violencia.
Y la voz de Marcelo Bonelli en off: “Tierra de nadie, así fueron varias provincias en estos últimos días, el vandalismo, los saqueos, la protesta policial. ¿Qué es lo que pasó? ¿Por qué se llegó a esto? ¿Qué hizo el Gobierno nacional frente a esta situación?.
Y luego Edgardo Alfano: “Gobernadores que no pudieron solucionar de inmediato sus problemas con la rebelión policial y un Gobierno nacional que cambió su actitud. De darle la espalda a Córdoba, al problema policial y de los saqueos terminó ayudando a los gobernadores con gendarmería y también con dinero para poder pagar los sueldos”.
Y otra vez Bonelli: “Nueve muertos en todo el país. Los saqueos, vecinos y comerciantes armados, cruces entre el Gobierno nacional y los gobiernos provinciales, mientras tanto la gente estaba en el medio desahuciada. ¿Qué es lo que pasó, como se llegó a esto, qué hay detrás de esto? Lo vamos a tratar esta noche en A dos voces”.
¿Está claro, no? La estrategia es disolver la responsabilidad de cada una de las administraciones locales, borrando incluso la peculiaridad de cada uno de los conflictos en las distintas provincias, para concentrar “la carga de la prueba” (los cadáveres) en el ataque dirigido al Gobierno nacional. El massista Darío Giustozzi le repetía convencido a Bonelli: “Es la inflación”. Sí, obviamente, todos los efectivos de las fuerzas policiales de una decena de provincias descubrieron ¡al unísono! el efecto empobrecedor del alza de precios sobre el poder adquisitivo de sus salarios y ¡sin ningún tipo de coordinación! decidieron acuartelarse, generar zonas liberadas y, en algunos casos, hasta participar de los saqueos. Además: ¿pueden las fuerzas policiales hacer una huelga total y dejar librada a su suerte a la población? No, obviamente, pero no se escuchó ni un solo cuestionamiento a estas irresponsabilidades, con lo cual se las “naturalizó” y “legitimó” a futuro, en tanto es previsible que esta película de sublevaciones en cadena no haya terminado acá.
Un aparte para el “caso Córdoba”: Vale subrayar que, según los periodistas de “Clarín”, De la Sota “evidentemente tenía responsabilidad” pero, al fin de cuentas, la factura de lo sucedido se la remiten al jefe de Gabinete del Gobierno nacional, Jorge Capitanich porque “no lo ayudó”, y a otra cosa. Una visión “naif”, claro. En la provincia mediterránea se incubó un conflicto que el gobernador opositor al kirchnerismo decidió en principio ignorar, al punto de irse de viaje a sabiendas de la rebelión policial en marcha, y que sólo después de la grave conmoción social resultante aceptó asumir como propio. De La Sota intentó responsabilizar al Gobierno nacional por el daño sufrido por los cordobeses saqueados, por el terror colectivo ante el desamparo, se hizo el gallito pero al final aceptó su impotencia, pidió ayuda y, forzado a reconocer la responsabilidad por la crisis política desatada por la sublevación policial en su provincia, despidió al jefe de Gabinete y a la ministra de Seguridad. ¡Un papelón! Pero el daño estaba hecho, en tanto instaló un ejemplo, para todos y todas: la extorsión de los agentes policiales que se niegan a prestar servicio y convocan al saqueo prefiguró un atajo, un método “virtuoso” para obtener inmediatas mejoras salariales. Y, además y para colmo, le puso un precio muy alto al cese del conflicto.
Sobre este asunto se expidió ayer Carlos Pagni, desde las páginas de “La Nación”, bajo el auspicioso título: “Un prematuro final para la primavera neokirchnerista”. Un artículo también obviamente dedicado a esmerilar al Gobierno nacional, donde se cuestiona al secretario de Seguridad, Sergio Berni, por no haber repuesto el orden patrullando con fuerzas federales las calles de la ciudad de Córdoba sin acuerdo del gobierno provincial (lo cual hubiera ocasionado un enorme escándalo institucional que “La Nación” y De la Sota hubieran explotado al máximo) mientras el gobernador estaba de shopping en Panamá. Y no, la Casa Rosada no lo hizo porque Carlos Zannini, el Secretario Legal y Técnico de la Presidencia, no come vidrio.
Pero, lo más inquietante es este párrafo del periodista “pispeador” de mails ajenos: “De la Sota regresó a una Córdoba incendiada, con su poder de negociación muy menguado: venía de enfrentarse con la policía, acusada por la infiltración del narcotráfico. Zannini no calculó que, acorralado, De la Sota cedería a lo que le pidieran. Tampoco imaginó que, al conquistar un incremento cercano al 40%, los uniformados cordobeses serían la vanguardia de una reivindicación salarial de las demás jurisdicciones. Queda para la historia del maquiavelismo criollo determinar si el gobernador de Córdoba era consciente de que con su generosa paritaria incendiaría el resto del país. A bordo del avión que lo devolvió desde América Central tuvo más de seis horas para pensarlo”.
Y la pregunta ¿Efecto dominó o se equivocó De la Sota?, formulada por Artemio López se actualiza: “Incertidumbre porque la ocurrencia de los hechos no culmina con los múltiples muertos y saqueos impulsados por acción u omisión por los subersivos. Los efectos institucionales desestabilizadores se perpetúan en las promesas de impunidad a los policias golpistas y los efectos desestabilizadores a nivel económico social que indujo el alzamiento y que señala de manera clara con lógica inexorable el documento del FIT que publicamos: Mientras dan aumentos que llegan al 200% del básico a los policías, se niega un plus de fin de año o doble aguinaldo para jubilados, estatales y para quienes cobran la Asignación Universal por Hijo. (…) Se trata de un encadenamiento de efectos jurídicos-políticos y sociales que apuntan al plexo de la gobernabilidad democrática en el país, cuya mecha la enciende el ex gobernador cordobés con una actitud que desborda plenamente cualquier "margen de error" sensatamente imaginable en un político de ultraderecha de su ya insoportablemente extensa trayectoria”.
Y sí. El impacto de ese ejemplo construido por la derecha cordobesa se replica aún hoy en otros distritos y el resultado de esta atípica “negociación salarial” con las policías provinciales se convierte en un antecedente obviamente disponible a futuro para los intentos desestabilizadores de la oposición política, económica y mediática, la misma que el pasado 10 de diciembre intentó sacar de quicio la celebración de los 30 años de la democracia argentina y teñir los merecidos festejos de impotencia y fracaso.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Zunino, la mano derecha de Fontevecchia en la cloaca “Noticias”, no logra vender su libro y patina en el “barro”. Mal que le pese a “Edi”, Diego Gvirtz, Horacio Verbitsky y Víctor Hugo Morales siguen gozando, felizmente, de su merecido prestigio y buena salud.

Desde su publicación en octubre pasado, el libro de Edi Zunino “Periodistas en el barro” ha sido largamente comentado y celebrado por la prensa opositora. Al parecer el flaco resultado de mercado dictó la urgente necesidad de un relanzamiento publicitario y las páginas de La Naciónse abrieron generosas para que el jefe de redacción de la revista “Noticias” fingiera protagonizar una “entrevista”.
No dice mucho Zunino acerca del libelo publicado con su firma (quizás para no vaciarlo de “intriga“) pero sí confiesa su punto de vista acerca del papel de los medios de comunicación en la actualidad y ataca al pasar a sus “enemigos” (el lenguaje bélico viene de la entrevista) a los que “tritura” sin piedad: Diego Gvirtz, Horacio Verbitsky y Víctor Hugo Morales.
Es llamativo que, luego de la paliza argumental (y ética) que en una charla cara a cara le propinara Víctor Hugo Morales al recriminarle de manera detallada la acumulación de 24 mentiras en una sola nota de tapa -una escena memorable que difundió TVR-, Zunino insista en atacarlo. Tal vez esté buscando alguna forma de revancha aunque, bueno es decirlo, de aquel ridículo no volverá. O acaso busque otra paliza. Nunca se sabe.
Recordemos este apunte de Víctor Hugo:
“El ‘Edy’ se sentía molesto y denunciaba que lo habían puesto en la parrilla. Se sintió poco menos que despellejado. Patético.
Un hombre que desde la revista que integra, sentado a la diestra de su diosito Fontevecchia, ha integrado un grupo periodístico que ha jugado con el honor de cuanta persona les pareció buena para vender revistas; que aun no dejan de rogarle a Magnetto que los perdone por denunciar el cáncer del que felizmente se curó (ojo, es bueno que viva, ojalá mil años, porque es más visible lo que representa); un hombre como Zunino que no dudó en lanzarse a la aventura de una nota plagada de mentiras para destruir mi credibilidad. Un personaje como Zunino que en el número siguiente, en vez de disculparse tras la charla (que no entiendo por que gracia de Dios aceptó), sigue mintiendo. Ese francotirador que acecha el honor de la gente, se sintió ‘tocado’, ‘expuesto’, ‘puesto a la parrilla’. Pobre tipo”.
Es decir, el único interés que nos provoca esta entrevista al redactor de “La verdad detrás del perro” (nota de tapa del número pasado de “Noticias”, comentada aquí mismo) no es saber algo de su libro sino acceder al testimonio en primera persona de uno de los más obvios exponentes de la degradación del periodismo en nuestro país. Así, aquí, en este simulacro de requisitoria, hablando con un amigo, tan solo preocupado por la promoción de su libro, “Edi” nos regala algunas definiciones interesantes.
Veamos:
Este es un gobierno que ejerce el poder con la lógica de los medios, ante un periodismo que reacciona con la lógica de la política. Es decir, que se embandera con el oficialismo y la oposición. Y el del oficialismo y la oposición es, en realidad, un territorio ajeno al del periodismo y la información.”
Una mistificación obvia la que propone “Edi”. El Gobierno “es” - por definición- el oficialismo. Las empresas periodísticas se “posicionan” a favor o en contra, siempre bajo la bandera “lucrar e influir”. La historia del patrón de Zunino, Fontevecchia, sus vaivenes entre dictadura y democracia, ilustran ejemplarmente la historia del periodismo acomodaticio, oportunista, servil. 
Y sigue Zunino:
“Los Kirchner tomaron como propia la lógica de los medios, y es desde ahí donde hacen política. Incluso su lógica binaria, la del bien y el mal, tiene mucho que ver con la inmediatez de la televisión, donde el vértigo propio de ese medio de comunicación nos conmina a pronunciarnos por sí o por no. No hay tiempo para demasiado más, ni lugar para los grises, que espantan audiencia... y los Kirchner han sido grandes constructores de audiencia.”
Curioso. Siempre se supo que “los Kirchner” hicieron política desde el peronismo; es decir, desde un partido político. Lo que debiera explicar Zunino es por qué el kirchnerismo lo indigna tanto y eligió hacer política opositora bajo la supuesta “neutralidad” del periodismo. Más aún: por qué cuestiona la lógica binaria amigo/enemigo si es, precisamente, la lógica favorita de “Noticias” y de la prensa opositora, que siempre ofrece un dictamen negativo ante toda medida del gobierno K. 
Pero, más claro. “Edy” pretende reducir a los ciudadanos al papel de “audiencias” y explicar la política por la “lógica” de la televisión y su vértigo, cuando -y aquí el periodista cae en el “barro”- el kirchnerismo se ha validado con votos y no con mediciones de rating.
Para el final, una pregunta “picante”:
“-¿Cuáles son los puntos de contacto en la política de medios del menemismo y el kirchnerismo?
-En cuanto a su relación con los medios de comunicación, el kirchnerismo se planteó lo mismo que el menemismo, aunque los Kirchner fueron mucho más efectivos. Los Kirchner generaron un kirchnerismo cultural desde el discurso, mientras que el menemismo cultural se basaba en la economía. Menem se apoyó, en este sentido, en el dólar, a diferencia de los Kirchner, que se apoyaron en los medios.”
En fin, en su media lengua, en su precariedad cultural, Zunino pretende trazar una equiparación que deshistoriza. Es más que obvio que Néstor Kirchner en 2003 decidió afrontar la reconstrucción de un país destruido en el marco de un conflicto frontal con los voceros y representantes del neoliberalismo. Tal vez Zunino prefiera no recordar el comportamiento de los medios hegemónicos en los albores de los años 90 y su obscena celebración de la conversión del presidente Carlos Menem -el de las patillas, el salariazo y la revolución productiva- a las directivas del Consenso de Washington. O en realidad, Zunino se acuerda perfectamente de estas diferencias y -aunque patético y despellejado- pretenda tomarnos por boludos.