La Revista Ñ, edición de la fecha (29.05.2010), incluye una entrevista del periodista Horacio Bilbao con Beatriz Sarlo y Rafael Filippelli, acerca de la película "Secuestro y muerte", basada en el asesinato de Aramburu. El contexto del diálogo resulta claro en la bajada: "Borombóm, borombóm, si sos gorila, andá al Colón… Que un grupo de pos adolescentes coree en la 9 de julio y en pleno festejo del Bicentenario una consigna semejante puede sonar anacrónico. Pero nos da una idea de la actual coyuntura política".
Luego, la entrevista. Me interesa destacar esta pregunta/respuesta:
-A la película le toca una coyuntura política efervescente, con un crecimiento de la militancia política, diferente de aquella militancia de hace 40 años…
-S: Es cierto. Hay una militancia muy barata en cuanto a inversión personal. Si me paso dos horas pelotudeando en Internet puedo crear una subnube de algo… Es una militancia que va dirigida hacia las capas medias, lo que en cierto sentido la hace parecida a la militancia de la radicalización.
Una observación: días atrás Sarlo había incluido a los blogueros como parte del "dispositivo cultural kirchnerista", con especial mención a los "condottieri", según ella. Decía: "Lo fundamental de la 'nube K' son los condottieri que recorren la web buscando palabras clave que les permitan llegar a intervenciones en portales, periódicos digitales, blogs, que piden a gritos un comentario de la ortodoxia doctrinaria kirchnerista. Sobre todo, que hagan indispensable el insulto y el desliz maledicente de un modo sólo comparable con la violencia verbal que ejercen algunos comentaristas anti-K en otros foros virtuales". Denunciaba, según parece, cierta cuestión de (malos) "modales" en la red. Ahora, "pelotudeando" es una descalificación grosera. ¿No perdió la línea, aquí, también?.
Y otra cuestión. ¿Por qué cuando el periodista señala "una coyuntura política efervescente, con un crecimiento de la militancia política", Sarlo reenvía el tema a la actividad en Internet. ¿No se trata de un reduccionismo burdo? Hay otra vida, por fuera del campo intelectual, y me parece que a Sarlo la excede o la asusta.







