Según parece, Ernesto Tenembaum ha encontrado su lugar en el mundo. De una parte, cómodo bajo el paraguas del Grupo Clarín y, de otra, tan provocador como autoindulgente (y a la defensiva) en las páginas de la revista Veintitrés, donde sigue funcionando como una suerte de incrustación, de anomalía, si se quiere. Parece que allí, en la revista que no responde al Grupo, necesita justificarse, incluirse en una tradición del periodismo "comprometido", o algo así. Su columna -bajo el título "Ser periodista"- puede ser leída como un intento de establecer un deslinde en el presente entre los periodistas honestos ("dignos") y los otros: los que reciben "una paga -directa o indirecta- del Gobierno".
Tenembaum propone una suerte de "tradición", menciona periodistas a los que destaca. Las omisiones son flagrantes, estruendosas. Pero, bueno, es su lectura parcial e interesada como él mismo señala. "Y, por supuesto, se podrá notar que este recorrido es muy sesgado: repara en las grandezas de la profesión y no en sus miserias, que son muchas. Es que el trabajo nuestro es así. Estamos en empresas que, muchas veces, no nos gustan".
Y aquí está el problema, las empresas. Al respecto, Héctor D’Amico, actual secretario general de redacción del diario La Nación, respondió a una entrevista en mayo de 2003: "Catharine Graham, la dueña y directora del Washington Post, dirigía ese diario durante el Watergate, una mujer no solamente muy inteligente, con mucha iniciativa, sino que tenía un gran sentido común. En una entrevista me dijo una vez algo, una frase de la que no me voy a olvidar: el deber de todo periodista, es elegir muy bien a su patrón. Eso le va a evitar muchas complicaciones en la vida. Uno no puede crear una división entre quién es uno y la empresa para la que va a trabajar. Cuando eso sucede, tarde o temprano, y no estoy hablando en términos de obediencia, no estoy hablando en términos de identidad, estoy hablando de que tiene que haber una cierta comunidad de ideas, de proceder, de estilos, entre quien va a trabajar a un medio y el medio que lo contrata".*
La cuestión es la "empatía", la identificación con el punto de vista del patrón. En el caso de Tenembaum, periodista del Grupo Clarín, ¿comparte su línea editorial? Por caso, en las ríspidas y actuales cuestiones: a) adopciones ilegales (y posible apropiación) de niños, por parte de la propietaria del Grupo que lo tiene a sueldo; b) adquisición irregular de acciones en Papel Prensa, por parte del Grupo que lo tiene a sueldo; c) abuso de la posición dominante en el mercado de las comunicaciones, por parte del Grupo que lo tiene a sueldo. ¿Qué dice Tenembaum? Nada. Lo suyo es advertir a los demás, a los "otros": "Ojalá no se cierren. Ojalá el periodismo no se transforme en la mediocridad de cobrar un sueldo en el Estado para elogiar al Gobierno y detractar a sus críticos".
En fin, una típica respuesta proyectiva y culposa. Tenembaum cerró filas con la más poderosa maquinaria de manipulación informativa que ha conocido nuestro país y (para salvarse) pretende detractar a todos quienes se atreven a oponerse al discurso hegemónico del Grupo que lo tiene a sueldo. ¿Qué le pasó? Una pena.
* "Los que hacen la noticia" de Stella Martini y Lila Luchessi. Editorial Biblos. 2004
3 comentarios:
Sabes que me acuerdo yo de Tenembaun de no hace tanto tiempo atras , de cuando tenia junto con Alfredo Zaiat el programa Cheque en blanco en la Rock & Pop yt lo recuerdo hablando maravillas de Delia , del gran futuro que el le veía a Delia , eran aquellos tiempos cercanos al piquete y cacerola , la lucha es una sola .
Hoy escucho a veces cheque en blanco y pienso que suerte que se haya ido ese tipo , pporque para mi Zaiat si es un capo y el programa sigue bueno como siempre.
Abrazo
Un abrazo
FELIZ DIA DEL PERIODISTA, SR. SANIN. MUY INTERESANTES TANTO LA CITA COMO LA REFLEXION.
Coincido, Javier, Zaiat es muy bueno, didáctico para explicar cuestiones complejas.
Anónimo: Muchas gracias! Me reconforta que el texto le haya resultado interesante.
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