En su edición de anoche, "6-7-8" exhibió un video donde Eduardo Galeano repetía su fórmula para evitar decidirse entre Pelé y Maradona: "El más grande es Peledona". Cualquiera que ame el fútbol, seguramente debe amar a Pelé y a Maradona, los jugadores.
Quienes admiramos al jugador Pelé, un atleta por naturaleza, que le pegaba con las dos piernas sin fijarse, que no siendo muy alto cabeceaba siempre, que entendía el juego y corría -en aquellos años sin tanta disciplina táctica- a colaborar con su defensa, ese enorme goleador/organizador que ganó tantos títulos, debemos admitir que su rebeldía se apagó después de colgar los botines. Un amigo me señaló que el bueno de Pelé se paseaba en los estadios de Yankilandia donde se jugaba el Mundial de Fútbol de 1994 con una corbata que reproducía la bandera norteamericana. (Sí, en ese mismo campeonato donde a Diego "le cortaron las piernas").
La historia de Maradona es bien otra. Diego ha vivido siempre una aventura melodramática, agonística, entre la victoria y el fracaso, entre la vida y la muerte. Fue siempre así, un jugador descomunal (más limitado que Pelé, si se quiere) pero -qué duda cabe- con más agallas. El famoso gol a los ingleses, esa secuencia increíble que va dejando atrás muñecos, que amaga y va, sólo la puede realizar alguien que cree en sí mismo contra toda lógica. Cualquier otro, en algún momento, hubiera dado un pase.
Pero amar al jugador Maradona (al personaje contradictorio, incluso) de ningún modo supone avalar sin reservas al Maradona devenido director técnico, a su insistencia en convertirse en líder intelectual y emocional de un grupo que afronta un campeonato mundial. Porque eso es otra cosa, y exige una sabiduría de otro orden: por caso, la capacidad de empatía, la inteligencia de lo grupal, cierta disposición "paternal" hacia los jugadores, obviamente más jóvenes e inexpertos.
Confieso que Diego me ganó. Yo fui uno de los que desconfiaba, uno de los que pensaba que no acabaría nunca de retirarse como jugador: su participación en el patético showbol, por caso, alimentaba la duda. También pensé que, convertido en técnico, Maradona siempre iba a colocar a sus dirigidos en una incómoda confrontación con él mismo: "Mirá cómo le pego yo, es así". Y no.
Maradona está demostrando que es mucho más inteligente. Y que se ha convertido en un líder fuera de la cancha muy capaz (y sagaz, incorporando a Palermo con el partido ya resuelto, para agradecerle un gol decisivo en eliminatorias, entre otras cosas). Y que ha logrado extender su enorme manto protector (su espalda curtida) sobre esta tribu donde abundan los chicos de veintitantos años (todos profesionales exitosos, claro) que lo admiran como a un dios. Y que ha logrado construir con ellos cierta unión transgeneracional que actualiza en los pibes su vínculo con los campeones del 86. Y que manda a su equipo adelante, a buscar el partido, como lo hacía él cuando jugaba con la número 10 en la espalda. Y ni qué hablar del modo generoso en que construye a Messi como su heredero.
Pero además, sigue siendo el Maradona que no se resigna frente al orden institucional de la FIFA, como sí lo hicieron el propio Pelé, y Beckenbauer y Platini, y tantos otros. Y, además, alguien que con su enorme capital simbólico sigue discutiendo la mentira del "fair play" y las bondades de la pelota Jabulani para que lo escuche Blatter.
¿Qué más, Diego? Que no te corten las piernas, otra vez. Y a vos, Galeano, ¡jugate!
6 comentarios:
Galeano LTA!!!, no mentira...jeje, groso el compañero Galeano.
Por otro lado AC, excelente post, y coincidimos, los dos somos ateos conversos.
Graciadié.
Gracias Manuel! Y sí, "nobleza obliga", ¿no? Un abrazo.
Y creo que a todos nos daban un poco de desconfianza algunois antecedentes de Diego como técnico y la selección venía muy mal con Basile en las eliminatorias y a poco de asumir sufrimos el historico set boliviano . Pero tambien veiamos que bien hablaba de Messi diciendo que deseaba que fuera mejor que el y como eso mostraba cuan grande se puede ser .
Y elegir entre el y Pele adentro d ela cancha no puedo porque a Pele lo vi solo en videos y su actitud pro establihment posterior me nubla cualquier juicio objetivo que pudiera tener
Un abrazo
Sí, Javier, en las eliminatorias se sufrió demasiado, Argentina no jugó a nada y se probaban demasiados jugadores. Pero hay que reconocer a Diego que, ya en el Mundial, apareció el equipo, y también apareció el técnico. Un abrazo.
Muy bueno el post.
Clarísimo el contraste post jugador entre Pele y Maradona; entre alguien que se convirtió en soldado del sistema y un tipo que sigue peleándola siempre.
Abrazo.
Gracias, Ricardo. Convengamos que a Diego le han pasado muchas facturas por su rebeldía. Espero que no tengan ninguna preparada para este Mundial. Un abrazo.
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