jueves, 31 de octubre de 2013

Eduardo Van der Kooy expresó el odio, la violencia y la torpeza política de “Clarín” en su respuesta a un muy demorado pero democrático fallo de la Corte Suprema sobre la “Ley de Medios”. Ahora, el tipo dice que el sufrimiento kirchnerista por la (supuesta) derrota electoral debiera haberse prolongado entre dos o tres semanas más para su disfrute.

En estas horas, estos días, cuando recién comienza a desplegarse la reflexión esperanzada acerca del amplio campo de posibilidades que inaugura el fallo de la Corte Suprema que establece la plena vigencia de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, ¡la tan votada en el Congreso cuatro años atrás!, los voceros del Grupo “Clarín” se abroquelan en el rencor y exhiben hasta la obscenidad el mezquino egoísmo de sus posturas. Y también su violencia encubierta.
Valga como ejemplo la intervención del columnista “estrella” Eduardo Van der Kooy quien planteó un rosario de quejas y de sospechas acerca de una oculta intencionalidad política de los “supremos” al fallar. Y firma al pie de este título conmovedor: “Ley de medios. Una mano política tendida al Gobierno”. ¡Qué perspicaz!
El tipo entiende al fallo de la Corte como un “invalorable servicio político al Gobierno” en tanto su difusión produjo efectos comunicacionales adversos a los intereses de la oposición política que “Clarín” orienta y editorializa. Según dice Van der Kooy, la difusión del fallo desplazó el eje informativo que estaba fijado en el resultado electoral del domingo pasado -que supuestamente “confirmó el mal humor colectivo contra el Gobierno”- y generó en cambio otro escenario que permitió a los funcionarios oficialistas “exhibir rostros triunfantes”. O sea: no importa el significado histórico ni el efecto jurídico del fallo, sino sólo su impacto comunicacional HOY en el humor colectivo, leído en clave K/anti K.
Le preocupa a Van der Kooy “desentrañar las razones políticas que impulsaron a los siete jueces a expedirse sólo 48 horas después” de las elecciones. Y se pregunta, este tiempista de la democracia: “¿Por qué no haberlo dictado, tal como salió ayer, en dos o tres semanas?” O sea: ¿por qué interrumpieron tan rápido el éxtasis de los opositores -Massa, Macri, Cobos, Binner-, desenredando un nudo legal que acumulaba cuatro años de antigüedad, de abuso y vergüenza justo ahora, cuando todos ellos estaban gozando?
Sucede que EVK no parece ser consciente de sus dichos, de lo que significan. El tipo se queja porque esa demora negada por la Corte -esas dos o tres semanas de postergación que él reclama- hubiera significado para el Gobierno un sufrimiento prolongado por la derrota, por una gestión sin norte y con Cristina Fernández convaleciente”. Es perverso. El tipo reclama por un disfrute  perdido, porque lo privaron de asistir al sufrimiento del Gobierno. ¿Hace falta decir que tanto quienes gobiernan este país en democracia como quienes votamos al oficialismo somos personas, titulares de derechos -humanos, políticos y sociales-, y merecedoras de respeto, aún en la derrota?
Es obvio que Eduardo Van der Kooy, aquel “joven promisorio” que se fotografió con el dictador Jorge Rafael Videla en 1976, no cambió de bando y sigue siendo -más allá de las máscaras asumidas en todos estos años- un sádico que sigue mentando algún “tiro de gracia” en boca de otros (mentiras, ficciones que inventa el cómplice de la represión) como mejor ataque ante los jueces que convalidaron la vigencia de una ley de la democracia.

2 comentarios:

Daniel dijo...

Qué derrota? Quién ganó?

A.C.Sanín dijo...

Buena pregunta. Sobre ese supuesto -"el kirchnerismo perdió"- gira toda la construcción opositora. Ahora, si preguntás "quién ganó" comienzan los balbuceos. Veremos que efecto tiene en los días por venir el fallo de la Corte.