domingo, 8 de julio de 2012

Fontevecchia: ¿autocrítica del odio?

Jorge Fontevecchia publica en “Perfil” una editorial en la que -bienvenida la paradoja- cuestiona el nivel de aceptación que alcanzan sus propias manipulaciones de la opinión pública. Así es que aconseja a su público-objeto -“sectores de alto nivel de ingresos y educación”- que no sean tan crédulos y que moderen sus entusiasmos coyunturales por Moyano, hoy, o por Duhalde, ayer nomás, como respuestas posibles frente al kirchnerismo.
Es curioso que formule esta advertencia quien tanto ha contribuido a promover estas ilusiones. Y es muy significativo que identifique al “odio” como motor de esas preferencias equivocadas.
Su texto bien podría ser leído como una suerte de crítica del “antikirchnerismo intenso” que, cegado, acompaña cada operación de la prensa opositora. “¿Por qué les resulta especialmente verosímil la mayoría de los pronósticos negativos sobre el kirchnerismo?”, inquiere Fontevecchia.
Una pregunta interesante, dirigida (en apariencia) a esa minoría que él mismo alimenta (ese público tan crédulo) pero que en realidad puede ser interpretada como una autocrítica formulada desde la propia maquinaria de imposición cultural.
Citando en exceso, al borde del plagio, su texto reenvía a un artículo de Luis Tonelli, publicado en la revista “Debate”, y especialmente a su mención de la “inducción retrospectiva” que domina a aquellos actores que imaginan el resultado probable de un proceso político (“Cristina no pudo completar su mandato”, por caso) y actúan hoy como si ya hubiera sucedido.
Y vuelve a mentar “el odio” como un sentimiento que enturbia la comprensión de la realidad y está en la base del “pensamiento ilusorio” que termina orientando la expectativa de los opositores hacia lo que sería más placentero en lugar de lo que sería más probable.
Todo bien, hasta aquí, hasta el punto en que denuncia la obnubilación del oposicionismo bobo al Gobierno, que muta en su adhesión a partidos o dirigentes, no porque crea en sus propuestas o simpatice con ellos sino porque sólo apuesta a su capacidad de “daño”.
Donde la embarra (y se delata) es cuando postula su propio wishful thinking al anunciar que el kirchnerismo actuará especularmente: “Lo habita el mismo odio que nubla la razón de sus opositores, y el día que cambien los equilibrios de poder cometerá tantos errores como quienes hoy lo enfrentan.”
El kirchnerismo ya enfrentó equilibrios de poder adversos (nació con tan sólo el 22 por ciento de los votos, perdió la lucha contra “el campo” en 2008 y las elecciones bonaerenses en 2009), y la matriz de su convocatoria nunca fue “el odio”. Sí, el reclamo al apoyo popular a la hora de afrontar los sucesivos conflictos, identificando a los adversarios, señalando el interés de la mayorías como sustento de sus políticas, siempre en el marco de las instituciones democráticas. Está claro que, después de 2003, el odio en la política argentina no se comparte, es “gorila”, reaccionario, opositor y, a menudo, destituyente. Y es el principal combustible de la prensa canalla.

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Nada. Amén, nomás.
Y Fontevecchia tiene esas cosas, de publicar basuras en sus medios pero quedar como un inteletual (sic) muy inteligente en algunas de sus editoriales.

A.C.Sanín dijo...

Convengamos. Ya no da para refutarlo a Majul. Fontevecchia es más zorro, escribe mejor, y hay que reconocerle el copyright de algunas operaciones de la oposición mediática. (La jugada “Cristina está loca” la creó él, y después la copiaron los demás. La “psicologización” de la política -que, significativamente- no se aplica a ningún dirigente opositor- es de su cuño.) Y tengo por allí guardada una editorial que escribió al día siguiente de la muerte de Néstor, tan elogiosa que a las pocas horas la escondió. En fin, Ricardo, un abrazo.