domingo, 29 de julio de 2012

Entre tanto discurso gorila, Beatriz Sarlo la pifia otra vez.

Puede que se trate de una rémora, o de un prejuicio favorable que se desencanta. Lo cierto es que cuesta entender el papel, la supuesta innovación, que ofrece Beatriz Sarlo en ese haz de discursos gorilas, siempre opositores al kirchnerismo, que publica puntualmente cada día “La Nación”.
Ayer, Sarlo la emprendió con Scioli y Cristina. Y repitió el guión de lectura política que ya expresaron todos sus colegas durante la última quincena. Muy breve: Cristina auxilió a Scioli en su crisis presupuestaria porque las encuestas la condenaban y, en consecuencia, el auxilio económico sólo apuntó a “salvar la imagen del Ejecutivo nacional”.
¿Qué más, a la hora de preguntarse “qué es Scioli”? (No quién, sino qué, su valor instrumental, digamos). Poco, apenas una secuencia de afirmaciones que presumen interpretar la mirada de Cristina sobre Scioli. Hay en los artículos de Sarlo una obsesión malsana, competitiva, misógina en torno a la figura de Cristina, aunque pretenda hablar de otras cosas.
Según Sarlo: “A Scioli le va mejor que a nadie en las encuestas. Eso lo coloca en un lugar peligroso”. ¿Las encuestas de cuál consultora, realizadas cuándo, dónde, y preguntando a cuántos qué cosa? No se sabe.
Sarlo realiza una afirmación poco novedosa. Dice sobre Scioli: “No habla de la memoria ni del terrorismo de Estado. No le sale, sencillamente no es lo suyo.” ¿Por qué estos silencios debieran ser interpretados como una adhesión al gobierno nacional, comprometido en el avance de los juicios a los responsables del genocidio?
Según Sarlo: “Scioli es culturalmente de derecha.” Sería interesante que desplegara los fundamentos de esta definición, más allá de las chicanas sobre los gustos de esa “burguesa media” (Cristina). Y que profundizara esa discriminación “in/out” (tan Landrú) que culmina en: “Por ejemplo los Pimpinela, que son amigos de Scioli porque los tres son mersas.” ¿Quién opina aquí, Sarlo o Cristina?
Y sigue Sarlo, en rueda libre: “Scioli es un dirigente sin asombrosas cualidades intelectuales (como la Presidenta, por ejemplo, cree que son las suyas). Llega con un discurso simple, pobre en ideas, impreciso, repetitivo.” Dejemos de lado la referencia despectiva hacia Cristina. Las “cualidades intelectuales” de la propia Sarlo le permitieron -¡alto logro!- compartir plantilla con Luis Majul, entre otras luminarias. Lo que importa aquí, es la valoración de Sarlo sobre Scioli, la que ella misma formula sobre el gobernador, al que atribuye la “capacidad para comunicarse y, al mismo tiempo, no decir nada”. Sarlo desprecia a Scioli.
No hay mucho más en la nota, salvo elogios a la aptitud deportiva de Sciolí “corre, juega al fútbol con el equipo de Moyano o el de Macri”, (simples ejercicios “despolitizados" según ella), críticas a Mariotto (obvio, la trató mal en su visita a “6,7,8”) y elogios a Lavagna (“la única figura consular de la economía argentina”) y así siguiendo, salvo por dos incrustaciones discursivas que ornamentan el final.
Una, tan forzada como inexplicable, salvo que se ponga en juego el odio de clase como sustento posible de la ceguera. Dice Sarlo: “El perfil de Eva Perón en el edificio de Obras Públicas, cuya maqueta suele acompañar la imagen de Cristina Kirchner durante sus catequesis televisadas, es un contorno vacío. En el interior de la gigantesca silueta dibujada en negro no hay nada, porque la única imagen plena debe ser la imagen presidencial.”
Llama la atención tamaño fallo en la lectura de una imagen artística. Es un “contorno” realista, sí, una silueta compuesta de trazos. Lo “pleno” allí, en esa obra es su valor icónico, su apelación a la memoria popular del peronismo, en tanto recordatorio de Evita, la tan odiada y amada. Es obvio que Sarlo no logra deslindar la justicia del tributo a una figura histórica de los debates presentes, tan empeñada como está en atacar a Cristina, por fuera de cualquier racionalidad.
Y hay una segunda incrustación, valorativa: “Scioli quiere tener un millón de amigos. Se equivoca y no hace falta ser kirchnerista para señalar su error. La política no es sólo amor y paz, sino reconocimiento de una conflictividad ineliminable, porque en la sociedad hay intereses y reclamos que no pueden atenderse al mismo tiempo y la política consiste en darles un orden. De eso se trata la discusión, diría Cristina.

6 comentarios:

Ricardo dijo...

Al final, Sarlo parece más laclausista que el kirchnerismo. Je.

Había señalado la enorme tontera del contorno vacío. Me parece que se trata de una pereza de Sarlo. Es demasiado burdo como análisis. Si ella lo cree, mamá, no les queda nadie...

A.C.Sanín dijo...

Sí. Sería más interesante que Sarlo explorara esas diferencias políticas más profundas y dejara de lado las chicanas contra Cristina y el peronismo en general. Pero, dado que el grueso del público de La Nación espera fuertes críticas a La Yegua y cero análisis político, Sarlo manda fruta.
En cuanto a su lectura del “contorno vacío” de la figura de Eva en contraste con la imagen plena de Cristina, coincido con vos en que es demasiado burdo y es seguro que ella considera que se trató de un apunte lúcido, una fina estocada. ¿Pereza o torpeza?
Un abrazo.

Daniel dijo...

Lavagna: “la única figura consular de la economía argentina”?

Ay! el desaggio del plan Austral le trajo tanto amargos momentos a los viejos laburantes que vieron transformados sus ahorros en cenizas que, bueno, la mayoría no está para contradecirla fuertemente.

Javier dijo...

Igualmente con argumentos mas o menos gorila deja clara la contradiccion principal para qu este proceso pueda profundizarse o retrocedamos a los brontosaurios . Es claro como dijo Kunkel el mejor cargo para Scioli el inutil es ser candidato en 2015 a jefe de gobierno para suceder a Macri en la CABA . No cuenten con mi voto para el candidato del establisjment que coquetea en la mierda de Idea con sus amiguitios de mierda

A.C.Sanín dijo...

Daniel: Sí, buen punto. Al fin, Lavagna se ha convertido en uno de los pronosticadores que el establishment suelta al ruedo mediático para generar incertidumbre. Su último aporte fue anunciar un próximo “rodrigazo”. para calmar las expectativas en torno al dólar, seguramente. Y a Sarlo le parece que cumple un papel digno de elogio.

A.C.Sanín dijo...

Javier: Si Scioli pretende candidatearse a la presidencia bajo la conducción de Cristina va a tener que cambiar sus alianzas comunicacionales y sus políticas (la de seguridad, en principio). Cristina fue muy elocuente hoy al señalar la cadena de encubrimiento que lo protege. De otro modo, marcha a la confrontación abierta en 2013. Para las presidenciales falta mucho, ¿no?