sábado, 28 de julio de 2012

Cuando al macrismo le tuercen el brazo, Clarín y La Nación dicen que “alcanzó un acuerdo”. O el falso relato de la eficiencia macrista.

Al fin, el gobierno porteño sufrió una dura derrota en torno a la discusión de sus responsabilidades luego del módico corte de suministro eléctrico aplicado por Edesur y Edenor a una serie de espacios públicos, monumentos y dependencias municipales por falta en el pago de los servicios. Un corte amenazante en su posible ampliación a todos los edificios públicos, incluido el despacho de Macri, en Bolívar 1, pero que excluía luminarias en vía pública, hospitales y escuelas.
Las prestadoras señalaron que al mes de junio se acumulaban saldos deudores superiores a los 60 millones de pesos con Edenor y Edesur por los que el Gobierno de la Ciudad fue debidamente intimado como paso previo a los cortes efectuados. Es decir, el gobierno porteño desoyó intimaciones (por incumplimientos desde el pasado diciembre) y las empresas comenzaron los cortes selectivos.
Como primera y prepotente respuesta, los funcionarios porteños "aseguraron por todos los canales que pensaban esperar los tiempos de la Justicia, lo que les auguraba un panorama largo y oscuro." Incluso la "front girl" macrista, la vicejefa María Eugenia Vidal, pretendió desviar la cuestión a la supuesta injerencia del gobierno nacional. Pero, luego, en el término de unas pocas horas, los funcionarios se sentaron dócilmente a conversar con las empresas y aceptaron pagar sus deudas en cuatro cuotas quincenales. Y además, se comprometieron a pagar mensualmente la cuenta y a abonar la tarifa completa, incluido el monto que el gobierno nacional dejó de subsidiar. Bien leído: una derrota apabullante.
Así lo consignó Télam: "En ese sentido las fuentes de Edenor y Edesur aseguraron que ‘lo importante es que la Ciudad reconoció la morosidad y saldará la deuda en cuatro cuotas durante el próximo mes’, aunque criticaron al Gobierno de la Ciudad por ‘jugar irresponsablemente con los intereses de la gente poniéndonos en la obligación de interrumpir el suministro por falta de pago’. Por último, las empresas destacaron que ‘de esta manera se reconoce la plena vigencia de la quita de subsidios a las dependencias de la Ciudad de Buenos Aires’".
Clarín tituló: "Hubo acuerdo y volvió la luz a plazas, monumentos y oficinas porteñas". La Nación, más cauta, tituló: "La Ciudad prometió pagar y volvió la luz". Pero en ningún caso se aclara que la Legislatura ya había aprobado tres semanas atrás una partida especial de 384 millones de pesos para que el gobierno de la Ciudad hiciera frente a la suba de tarifas sin subsidios. O sea: Macri llegó al corte del suministro por su incapacidad en la gestión, no por falta de recursos.
Ahora, luego de la derrota ante la realidad, Clarín y La Nación insistieron en el blindaje comunicacional. Clarín tituló: "Macri, sobre los cortes de luz: "Fue una decisión del Gobierno nacional". Y, en cadena, La Nación tituló: "Macri acusó a la Casa Rosada por los cortes de luz en Capital". (Y en este caso una perlita de "objetividad". La nota inicia: "Cristina Kirchner le apagó la luz a la Capital Federal".)
Tal como señalamos en el envío anterior, tal vez la estrategia de victimización que el macrismo esgrime a cada paso, acusando siempre al gobierno nacional como responsable de sus propias dificultades a la hora de gestionar conflictos, sea el resultado de una especulación certera acerca del sentido común dominante entre los votantes porteños.
Según esta lectura, en la percepción de los ciudadanos todos los conflictos (subtes, basura, luz) le "explotan" en última instancia al gobierno nacional, en tanto la centralidad de Cristina la convierte en única garante de la buena marcha de las cosas, incluso en la Capital. Macri sería, según esta narrativa que sostienen los medios hegemónicos, un gestor bien intencionado al que un gobierno nacional omnipresente y autoritario "no lo deja hacer" y "le pone palos en la rueda".
Puede que el vertiginoso retroceso del macrismo ante el apagón esté señalando los límites de esta estrategia de victimización. Puede suponerse que, más allá del blindaje mediático, los sondeos de opinión pública hayan detectado que el default energético por falta de pago lo dejaba muy expuesto a Macri en su desgobierno. El próximo round de esta lucha política y mediática está cantado: ¿qué hará el absentista jefe de Gobierno ante la próxima y muy anunciada crisis terminal del servicio del subterráneos?

4 comentarios:

Daniel dijo...

Exacto; cruzó el límite el tipo. La victimización como estrategia si es completa da con el desánimo de sus propios seguidores que también reclaman logros para lógicamente luego ostentar a la hora en que tengan que contarse los porotos. El inútil ya es un cadáver político. Y si lo siguen cubriendo es porque tienen negocios en común. Que pase el que sigue.

A.C.Sanín dijo...

Tal vez, a diferencia de lo que sucede con los hospitales, las escuelas o el aumento en el envío de residuos, cuestiones que el grueso de los porteños mira con indiferencia, el apagón amenazaba paralizar la administración, trámites en oficinas públicas y demás cuestiones que sí preocupan a los vecinos. De ahí el cambio de estrategia en 24 horas que lo llevó a rogar a las empresas que repusieran el servicio. No está muerto, creo, pero va a tener que replantearse la estrategia de apuntar siempre a Cristina como responsable en última instancia de todo lo malo que sucede en la Ciudad.

Ricardo dijo...

Muerto muerto no está, pero le están contando y el tipo no se para. Creo que el réfer va por seis o siete.
Eso sí, por puntos, pierde por recontrafano.

El problema de Macri es que se porteñizó demasiado. Ahora no tiene sucesor a la vista que le asegure un nuevo periodo en la CABA y sabe que, como candidato nacional, puede ser un nuevo Carrió, no más. Las sociedades pueden dispararse en las patas, pero no se ponen el caño en la boca. La Boca, oia.

Abrazos.

A.C.Sanín dijo...

Ricardo: vos venís señalando algo que es central: Macri agita en exceso la cuestión local, contraponiendo los intereses porteños a los del conjunto. Por caso, exige transferencia de recursos para hacerse cargo del subte, que es un servicio ya privatizado y oneroso para el usuario (no es una escuela pública ni un hospital). Obviamente, un reclamo poco inteligente para quien pretende una candidatura nacional a la presidencia.
No me apresuraría a taparlo con diarios. Aquí en Capital sigue siendo imbatible, y administrar el tercer presupuesto del país no parece un punto de partida débil. Su figura tiene un despliegue nacional, con alto nivel de conocimiento y una buena imagen. Obviamente, sus torpezas de gestión en el municipio gozan de un fortísimo blindaje comunicacional, así como de una campaña promocional incesante.
Es cierto que no tiene relevo a la vista. En 2013 está obligado a medir bien y no la tiene fácil. Obviamente, por su posicionamiento ideológico, discursivo, político su candidatura nacional sólo sería viable en un escenario de catástrofe, económica o política. Pero sigue siendo una apuesta de la derecha todavía viva y actuante.
Un abrazo.