martes, 20 de noviembre de 2012

Piquete y cacerola contra Cristina. Después del “8N”, salen a cortar calles las patrullas perdidas de Moyano, Micheli, Barrionuevo, Venegas, Buzzi y demás comparsas conducidas por Magnetto, de cara al “7D”.

Son más que bienvenidas las lecturas de izquierda que nos recuerdan (¡desde la España de hoy!) la legitimidad de los piquetes como herramienta de lucha de los trabajadores. Sólo que, lo que está bien allá, en abierta lucha contra la imposición del neoliberalismo que impone Rajoy, y la consiguiente pérdida de derechos obreros, resulta en una suerte de burla y también una provocación, aquí, donde hace años estamos librando una fuerte pelea por la demolición de ese paradigma. Pelea que nos sigue ocasionando costos ante los embates del poder financiero global (y allí está la Fragata Libertad, atrapada).
Los “piqueteros” argentinos de hoy no protestan por la pérdida de puestos de trabajo, por ningún recorte en los presupuestos de salud o educación, por ninguna disminución en la cobertura previsional, o la merma de la inversión en la educación pública. No. Y tampoco reclaman por la abolición del funcionamiento de las comisiones paritarias que actualizan sistemáticamente los salarios por encima del alza de la inflación que calculan las consultoras opositoras. No. Y tampoco reclaman por la resignación del Gobierno ante el sistema de complicidades que procuró indultar a los responsables del genocidio. No. Y No, porque quedarían muy expuestos en su impostura.
Estos piqueteros “new age” protestan por otras cosas. La más obvia: porque procuran convertirse en actores políticos protagonistas de un pos kirchnerismo, al que presumen “liquidador” de las conquistas alcanzadas desde 2003. Protestan por el “impuesto a las ganancias”, que afecta a una fracción minoritaria de los trabajadores formalizados, “en blanco”, como principal consigna convocante. Protestan porque perdieron su ligadura con la mayoría social y política que consagró abrumadoramente a Cristina, y a su proyecto de país, el pasado octubre.
¿Pueden hacer daño? Obviamente. Especialmente, dañarán a las personas que verán dificultado o impedido el ejercicio de su libertad, en tanto están dispuestas a llegar a su trabajo, y los piquetes (y NO el acatamiento a una medida de protesta sindical) se los impedirá. Recordemos: a nadie le han bajado el salario, se discute la “equidad” de un impuesto a los ingresos. Pero mañana veremos postales del “caos” que tanto le sirven al Grupo Clarín, en tanto cabeza de la comunicación dominante.
Es que también se discute otra cosa, en torno al “7D”. ¿Podrá el Gobierno democrático lograr que se cumpla la Ley de Medios? Las patrullas perdidas de Moyano, Micheli, Barrionuevo, Venegas, Buzzi y demás comparsas conducidas por Magnetto, ponen en la calle su voto negativo, en obvia complicidad con los caceroleros del “8N”. Piquete y cacerola contra Cristina. El desafío está abierto.

7 comentarios:

Daniel dijo...

Perfecta síntesis, Sanin. Es tal cual. Ya me di una vueltita por los blogs troscos. Dan pena.

Anónimo dijo...

Barrionuevo, sos de cuarta. mandás a amenazar a los encargados de los bares por la Av. de Mayo. Esa foto me da asco! Y coincido con Daniel, dan pena. Saludos, me voy a laburar.

A.C.Sanín dijo...

Daniel: Gracias. Los troscos alcanzan la tapa de los diarios y están sumamente excitados. Que marchen con ellos Barrionuevo o Venegas es una cuestión menor, según parece.

Anónimo: Barrionuevo llama al diálogo amenazando a sus “bases”. Algo no funciona ahí.

Ricardo dijo...

Oia, estamos viendo lo mismo, Sanín: "procuran convertirse en actores políticos protagonistas de un pos kirchnerismo". Igual que Clarín, buscan pegar para que tomen nota los que pueden venir...

Sujeto dijo...

Hola Amigo Sanin
Creo que ya es tan evidente la falta de recursos ¿cómo llamarlos? conceptuales, simbólicos, programáticos, que, cada vez más, "pasan al acto" : cacerolas del 13 S, movilizaciones como el 8 N; payasadas como las de Lanata en Venezuela y contra D'Elia, papelones como el de la conferencia de prensa de Sabbatella y el paro con piquete de hoy. Viejos maestros que volteaban gobiernos con cinco tapas, de pronto descubren que ya no son los grandes dadores de sentido; la fiera, ahora acorralada, descubre que por la vía de la palabra ya no es eficaz, vienen tiempos peligrosos...
Un Abrazo mientras seguimos trabajando, como todos los días.

A.C.Sanín dijo...

Ricardo: Sí, apuestan al “fin de ciklo”. Ahora, ¿quién capitaliza “el éxito” de esta medida de fuerza? Demasiados caciques, me parece.

A.C.Sanín dijo...

Hola Amigo Sujeto: Sí. Pasan al acto porque la máquina de imposición cultural está fracasando, como ya se vio en las pasadas elecciones. Los caceroleros del 8N y los piqueteros de hoy coinciden en la oposición al Gobierno pero también en la carencia de una representación política eficaz. Están sobre representados mediáticamente y ese es el escenario en el que juegan su papel: ganar la tapa de los diarios. Un abrazo.