lunes, 19 de agosto de 2013

La década ganada. Y el que no se incluyó… ¿se embroma?

Y, después de tanto que se ha dicho, ¿qué pasó en las PASO? Pasó que el kirchnerismo sufrió un fuerte golpe a su ilusión de atravesar los últimos dos años del mandato presidencial de Cristina Fernández con un número de representantes (diputados y senadores) que garantizara un quórum propio holgado en ambas cámaras del Congreso.
Y pasó también que se cayó otra ilusión soterrada: que el voto al Frente para la Victoria (FPV) alcanzara la cota del 40% para -con la legitimidad del consenso popular- galvanizar la espada de la reforma constitucional y de la tercera candidatura presidencial de Cristina.
Con ese resultado victorioso en la mano, el kirchnerismo hubiera logrado expulsar del debate a la muy meneada teoría del “pato rengo” que tan insistente se ha vuelto en la prensa opositora. Y en términos prácticos -no teóricos- contener a los “propios” de cara a las presidenciales de 2015. Pero los pronósticos fallaron y el FPV estuvo lejos del anunciado 35% a nivel nacional. El analista Julio Burdman, ligado al peronismo disidente, propuso esta interpretación: “El kirchnerismo queda con un caudal similar al de las elecciones legislativas de 2009, que fueron un shock para el gobierno en un marco de crisis económica. Pero en 2013 sus resultados estuvieron por debajo de su potencial, ya que los niveles de aprobación e imagen positiva del kirchnerismo están por encima de sus votos obtenidos. Esto sugiere un déficit en la estrategia electoral.”
Si esto es así, si es verdad que el kirchnerismo es más querido que votado, está muy claro el vector del trabajo político hacia las elecciones de octubre. Hay que recuperar el voto perdido, especialmente entre los sectores populares, entre los más pobres, los más débiles, los trabajadores informales que depositaron su confianza en el kirchnerismo desde 2003 hasta 2011, pero el domingo pasado votaron a la oposición. O sea: hay que cambiar la estrategia electoral.
Se insiste mucho acerca del impacto negativo de la “mala” gestión en el resultado electoral. Un comentarista señaló al pie de un post en un blog K: “Tengo para mi que más importante que la "gestión" son las expectativas que los candidatos despiertan en la gente”. No es una opinión sin contenido. La publicidad oficial, con eje en la “década ganada”, puso énfasis en los éxitos de gestión (en lo ya conquistado). Pero, ¿qué expectativas se despertaron en la sociedad hacia el futuro?
Más aún: ¿aquel 54% de octubre de 2011 no generó en el electorado la percepción de contar con un Gobierno muy fuerte, equipado para resolver todas y cada una de las asignaturas pendientes? ¿No decíamos entonces que el voto a Cristina no suponía para sus votantes negar los problemas subsistentes en aquel entonces -inseguridad, inflación, transporte, entre los más visibles- sino afirmar que Ella era la más capaz para resolverlos? Bueno: obviamente muchas personas ya no piensan así.
Quizás muchos de aquellos votantes se apartaron porque el énfasis de una estrategia electoral centrada en la “década ganada” fue entendido como un cierre, una suerte de auto celebración de los éxitos de la gestión, que al mismo tiempo anestesiaba el papel transformador de la experiencia kirchnerista y presentaba al Gobierno nacional como un mero administrador de la inequidad presente. Como si en la celebración de lo mucho conseguido en estos años se cerrara todo espacio a la queja, toda mención a lo que no funciona, a lo que falta resolver.
El proceso iniciado en 2003 promovió el ascenso social de muchos sectores, especialmente bajos y medios/bajos. Sucede que, años después, la épica de esos progresos en la memoria de los actores individuales tiende a borrar el papel del Gobierno que desde la conducción del Estado promovió ese cambio. Se da por adquirido el nuevo nivel y se reclama más. Sergio Massa interpela a ese sector que se abroquela en la falsa creencia de que la crisis del 2001 (el derrumbe del capitalismo argentino) nunca habrá de repetirse porque lo logrado, logrado está.
En fin, de este “laberinto” de representaciones electorales se sale como lo hizo siempre el kirchnerismo: dando pelea. En principio, interpelando a los trabajadores disconformes con la marcha de las cosas. Es decir, recuperando en octubre el voto de los sectores populares, de los más pobres, que por defectos de la oferta propia o aciertos del oponente o simple confusión, dejaron de votar al Frente para la Victoria al que, sin embargo, siguen aprobando.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

yo diría una década perdida perdieron las paso , y prepárense para octubre la derrota será contundente

A.C.Sanín dijo...

Te aclaro: las PASO las ganó el FPV. Respecto de del resultado de octubre, ¿quién te asesora, Perechodnik?

Anónimo dijo...

encima de boludo fracasado

Anónimo dijo...

che pelotudo de cuarta gano Sergio massa que se paso a la oposicion

Anónimo dijo...

y encima perdieron casi en todo el país bobo

A.C.Sanín dijo...

Obviamente, Lanata te contagió su lenguaje. Sugiero que te informes antes de comentar.