viernes, 9 de agosto de 2013

En la vida hay que elegir, dice Cristina. Y Sergio Massa eligió mentirnos.

Si algo necesitaba la campaña electoral de Sergio Massa para convertirse en un bochorno, al fin de cuentas lo consiguió. Un prefecto amigo suyo se dejó filmar mientras robaba en la casa del Intendente, saludando a las cámaras. Y ahora Massa dice que se trata de una operación del Gobierno nacional. Y encima Malena Galmarini Massa putea a todo el mundo, incluido el gobernador Daniel Scioli.
El derrotero de Sergio Massa demuestra que no es sencillo transitar el camino del medio entre lo K y lo no K, especialmente cuando se dirimen cuestiones decisivas. Por caso: la gobernabilidad de este país, y las ambiciones presidenciales de cara al 2015.
Lo que confunde a muchos es que los disidentes del kirchnerismo siempre comienzan ofreciendo una postura matizada, se muestran decididos a “apoyar lo bueno y criticar lo malo”, a ser amplios, a escuchar a los otros, a transitar avenidas (inclusivas) y no veredas (confrontativas), y así. Pero, puestos en la cancha de la competencia electoral rápidamente son devorados por la única confrontación real en nuestro país: kirchnerismo versus corporaciones. Y todo lo dicho antes (ayer nomás) se revela cháchara republicana y, finalmente, por decantación, alineamiento con la derecha opositora.
El recorrido de Sergio Massa es ejemplar. El intendente de la localidad de Tigre también se propuso como candidato a “superar” la confrontación entre lo K y lo no K, apostando sibilinamente a prolongar la confusión inicial de los votantes bonaerenses que lo asocian al kirchnerismo. Puro marketing electoral, orientado a lograr un buen punto de partida, “alto”, sumando confundidos, que le permitiera ganar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Después, investido ya como “ganador”, de cara hacia las elecciones de octubre, mostraría su verdadero rostro y convocaría también al voto abiertamente opositor a Cristina Fernández.
Pero, la respuesta oficial (la insistente presentación del trío Cristina Fernández + Daniel Sciolí + Martín Insaurralde) comenzó a disipar la confusión acerca de lo K y lo no K en el territorio bonaerense. Y también a dar vuelta la ventaja inicial. Y puso en cuestión el pronóstico optimista de la prensa hegemónica acerca de qué sucedería con esta jugada del establishment, que pretende construir ya un “presidenciable” para 2015.
También comenzaron las dificultades ante la insistencia del jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri y de sus subordinados en reclamarle a Massa el reconocimiento de su alianza con la derecha porteña, que se tradujo en numerosas candidaturas en la provincia. Esto es: la puesta en evidencia de que la “novedad” Massa es apenas un refrito PRO, en versión “peronista friendly”.
Y Massa, respecto de Insaurralde, comenzó a perder ventaja en las encuestas y también la compostura. Y su primera respuesta improvisada fue la difusión del spot en el cual se sacó el saco para (abandonando toda disposición dialoguista, supuestamente intercesora entre “Tina” y “Argen”) ofrecerse como un candidato dispuesto a la pelea contra el Gobierno nacional. Un error grave, que lo colocó en la misma línea confrontativa ante los K de su rival electoral Francisco de Narváez, que viene de hace mucho cultivando ese “filón” opositor: “Ella o vos”, según reza su pieza más difundida.
Es en este marco de campaña caótica donde se inscribe la pobre respuesta ofrecida por el candidato Sergio Massa ante la difusión periodística el domingo pasado en “Página/12”, con la firma de Horacio Verbitsky, de una elocuente información acerca del robo ocurrido en su casa y ocultado por Massa & Co. durante dos semanas.
Su conferencia de prensa, junto a su (tan obviamente ávida de popularidad) esposa Malena Galmarini, no lo favoreció. No aclararon nada. Peor aún, confundieron y generaron más sospechas. Porque Massa & Galmarini se contradijeron: ¿conocían o no, al prefecto ladrón? Y qué sucede con la empleada doméstica: ¿es amiga o no, del prefecto? ¿Por qué ocultaron el robo? ¿El video del empleado infiel lo iban a esconder para siempre o lo planeaban difundir en las vísperas de las elecciones para denunciar al Gobierno nacional? ¿Verbitsky los puso en evidencia y les arruinó la “jugada”? No se sabe. No se entiende.
Para colmo, la buena de Malena parece sufrir de una suerte de afición a decir malas palabras.
Y así dijo, según “Clarín”:
“Malena Galmarini aseguró hoy que "es una falta de respeto del gobierno nacional" que se deslizara que el robo sufrido en su casa podría favorecer la postulación de su esposo, el intendente de Tigre Sergio Massa, al sostener que el hecho puso "en riesgo" a sus hijos y preguntarse: "¿Quién puede ser el hijo de puta que puede creer que esto me benefició?.”
Y también dijo, según “Clarín”:
“En el cierre de la campaña, Malena Galmarini volvió a mostrar su carácter y en la salida de un estudio del canal América TV, se cruzó con Daniel Osvaldo Scioli. "¿Cómo te va, Male?", saludó el gobernador. "Con vos, todo mal, pedazo de forro", le soltó, sin miramientos la mujer.”
Es cierto que tanto “Clarín” como “La Nación” publicaron sendas notas biográficas que al fin “naturalizan” esta costumbre tan catártica como irresponsable de la proto candidata a primera dama. La preocupación de los medios patrocinantes de Massa es controlar daños, pero no logran disimular su desazón ante el deslucido papel de Malena.
Cuando venían a ofrecernos una solución para la división del país que supuestamente genera el kirchnerismo, porque Sergio Massa es “Argen” y Malena Galmarini es “Tina” -y están unidos- resulta que los roba un prefecto amigo. Y decime vos: ¿qué hacemos? ¿Insultamos a todo el mundo? La verdad es que Malena funciona como el inconsciente de Sergio. Ella dice lo que Massa no debe decir y lo hace en su verdadera lengua (tan duhaldista), grosera, brutal, despectiva.

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Ja. Massa es Argen y Malena es Tina.

pipo dijo...

Massita y su mujer, lo peor que le puede pasar a nuestro pais